Las dos últimas “protestas” que se atribuyeron a una suma de fantasmas denominados “generación Z” no fueron ni siquiera un asomo de lo que el despliegue millonario de recursos anunciaba en las redes sociales, medios de comunicación activistas, el sicariato de la prensa y decenas de satélites de propaganda, algo así como la suma dividida de los casi 25 candidatos que se juegan a enamorar a los caviares y progres que siempre se turnan en el poder, a fin de mantener sus privilegios, por encima de todos los peruanos. Porque ocurre que la izquierda multi dividida está ahora más dividida y enfrentada “para agarrar algo que les de protagonismo y dinero fácil” y en esa lucha de diminutos y de misios, entre ellos son capaces de cualquier atrocidad y acto de hipocresía, como decir que van a luchar por los trabajadores jóvenes, cuando en realidad desean más muertos que sean gancho de revuelta.
Una intensa campaña que “no convocó” más que a una deslucida atomización de griterío, se convirtió en un mini remedo de violencia callejera, donde apenas unos cuantos centenares de participantes andaban de calle en calle sin saber porqué y para qué, mientras la mayoría “de los viejos políticos que siempre salen unos minutos y luego corren y se esfuman” captaban las imágenes de esos medios de comunicación que están hechos para el odio, la revancha y la violencia, colocándolos en portadas, mientras lo protagonistas miran “empavados” a sus manipuladores.
De esa jauría de muchos estafadores, en el diario del túnel no faltan -más bien sobran- los que allí anidan en sus escombros financieros y caída de seguidores, tan baja como sus podcasts, páginas web, YouTube, etc. Les está saliendo carísimo y evidente que el haber comprado seguidores fantasma se iba a conocer muy pronto y así está ocurriendo por ejemplo, con una desquiciada que de millones de “seguidores” no logra ni cien comentarios a su favor y sí, en contra (por eso bloquea a ciudadanos y aplaude sus fantasmas que le comentan elogiándola, o sea, ella se aplaude de sus propios elogios fabricados… tremenda sinvergüenza).
Entonces, la estrategia progre y caviar del sofá de San Isidro es lanzar cualquier estupidez ofensiva como opinión de coyuntura o definición maquillada de un acto violento, esa es la nueva versión miserable de la gran hipocresía progre y caviar, enfundada en que es lo correcto y lo justo (como ese partido de falsificadores de firmas, lo justo).
El Perú no es Twitter ni un podcast, ni Facebook ni YouTube, ya lo verán.