Las pesadas, antipáticas, desagradables, las que se afean más cuando escupen sus odios, son lo que en algunos países se conoce como “las gordas” pero no por su obesidad manifiesta, sino porque caen tan mal, que resulta evidente ese mal aspecto desde sus palabras, miradas, gestos y ronquidos en público, cuando el cuello parece una suma de hot dogs pegados sosteniendo la cabeza. Las llamadas “gordas” son como esas que también se les conoce como “las viejas”, pero no por la edad -ya que sería muy progre hablar así de la edad de una mujer- sino que les dicen “las viejas” porque aún a edades no tan mayores, sus rostros y aspectos se han “antiguecido” como por cúmulo de arrugas, siendo cada una, huella de sus maldades.
En algunos cafés de Miraflores, Barranco, San Isidro, Jesús María y Surco en especial, “las gordas y las viejas” van mirando sus celulares en sus cuentas de Twitter, Facebook Instagram y Tik Tok, a fin de encontrar alguien a quien insultar, provocar o dañar, mediante comentarios contrarios a lo que han opinado. Y es tal la avalancha en acción, que estas “gordas y viejas” que antes se imaginaban dueñas y socias -algún día- de varias cafeterías, peluquerías, restaurantes y spas, que se juntan desde las 10am hasta la 1pm generalmente, ocupando los espacios de clientes, viendo con ojos de envidia batiente a mujeres hermosas, a mamás con sus hijos riendo, a parejas de esposos en un abrazo interminable de amor, solo viven para el odio y el resentimiento porque en sus casas no hay un hogar, porque sus hijos no les tratan con cariño, porque se van de casa, adonde sea, con tal de alejarse del veneno que les inyectan a diario con palabras de ira y comportamiento de perversidad.
Esas “viejas y gordas” malolientes, que son homofóbicas y todo lo condenan, que se dicen católicas y no lo son, reciben de su veneno la misma inyección condenatoria y para esconder, para tapar sus vergüenzas, exilian a sus hijos y esposos, mientras la hipocresía les hace decir cualquier estupidez. ¿Tu hija es lesbiana? ¡Ámala pues! ¿Tu esposo no te habla porque se aburre contigo porque estás dejando de ser esposa, para hacerte la intelectual o la “importante” en las redes sociales porque una docena de cariñosos te escriben? ¡Recapacita caviar!
Esas progres y caviares que antes fueron buenas mujeres, tienen todavía la oportunidad de ser Mamás de verdad y amigas de verdad. No estropeen más sus vidas, en el remolino del mal y el odio de las izquierdas.