Los rojos, progres, caviares y comunistas o como quiera que se llamen ahora o ayer, no tienen cuándo dejar de mentir, menos de esconder sus intrigas y desdichas, viven en un columpio que los balancea no entre las telas de una araña, sino en su propia inconsecuencia y falta de consistencia de ideas y propuestas, aunque sean algo así como máscaras prestadas temporalmente.
Con Humala, Toledo, PPK, Vizcarra y Sagasti se hicieron los molestos ante la corrupción, pero no se miraron al espejo de la realidad porque –claro está- el vidrio está roto en mil pedazos, ya que hasta ahora no nos cuentan alguna historia medianamente cierta, un poquito creíble tal vez, sobre de dónde, cómo y cuándo recibieron fondos de algunas empresas brasileras para sus campañas, entre ellas evidentemente la de la revocatoria, donde el pueblo de Lima expulsó a los Regidores pero –qué raro, qué extraño- por unos cuantos votos se quedó la alcaldesa. Qué raro, qué extraño, de eso nada hasta ahora, salvo que los implicados están por las calles y en camino a ser parte del nuevo gobierno nacional.
Tampoco nos dicen nada del asesor del Foro de Sao Paulo, prestadito o a precio de ganga, que alguien tuvo que financiar para una millonaria acción promocional y publicitaria donde de nuevo -qué extraño, qué raro- unieron cruzando sus brazos sobre spots, paneles, afiches, volantes y anuncios de toda especie, una larga lista de actores, periodistas, viejos refraneros del comunismo y los aliados de quienes eran objetivo de alquiler temporal.
Ahora lloran su división y peleas de poder, van a los medios con cara de pocos amigos –felizmente nunca tuvieron muchos- y dan discursos de moral y de fe, cuando nunca han tenido fe y pensamos muchos, tampoco moral.
Los rojos, los caviares, progres y otras marcas que se ponen, no hacen nada cuando se trata de lucha contra la corrupción. Eso me apena en verdad, porque es necesario que exista una izquierda con ideas y con gente que la lidere y asuma la representación de algún sector de la sociedad, por pequeño que sea.
Pero con los que ahora se dicen de izquierda –comunistas son, comunistas han sido, comunistas terminarán siendo- la credibilidad de los caviares en la red, me refiero al color rojo, no a las redes sociales, la credibilidad, repito, de ellos, está tan bajo cero, que no creo que representen a gente sensata, menos aún si se juntan con los extremistas, subversivos, terroristas reciclados del gobierno. Eso es un fracaso, no es nada representativo.
Repito otra vez, eso no es representación, eso es falta de liderazgo, ausencia de mensaje, carencia de identidad, urgencia de billete, así sea sucio ¿O no?
Y si eso pasa con los caviares en red –en rojo digo-, las puertas a sus primos hermanos de los sectores radicales, extremistas, terroristas, se encenderá. Allí está el gran problema para ellos, el terrible desenlace para todo un gran país.
Tal vez, de tanto pensar en cómo ganar audiencia se han olvidado de un detalle básico… y es que los ciudadanos ya no queremos caretas ni máscaras, sino rostros y mensajes limpios, mejor si son en defensa de la Democracia y la Libertad. Por eso, con los rojos, a ningún lado.