Evidentemente que sí, porque el poder ya no depende de los medios, sino que descansa en los ciudadanos, en los lectores y en los electores, quienes están cada vez más, liberados de ataduras, manipulaciones y controles, algo que ha caracterizado -las ataduras, manipulaciones y controles- durante los últimos 20 años sobretodo, a muchos medios de comunicación lamentablemente.
Los lectores, radioescuchas y televidentes se han reconvertido a su rol de electores permanentes, se han independizado del control automático de la prensa –mejor dicho de los que digitan a la prensa- y así, valientes periodistas y arriesgados ciudadanos han descubierto el mundo digital como la nueva ventana de la libertad de prensa e información. Pero, las redes no son Facebook, Instagram o Twitter, es más.
Y no son sólo las redes sociales, es el mundo digital en su contexto absoluto lo que permite interactuar, protestar, argumentar, opinar, sugerir, callar, silenciar y organizar diversas ideas y propuestas que en los medios tradicionales no se considerarían jamás.
El poder jurisdiccional de los medios de comunicación se extingue, se apaga, desaparece por fin y vuelve la esencia del poder de las personas, de la libertad, de la democracia.
La involución en el número de ejemplares de cada medio impreso, la menor audiencia hacia canales de televisión en señal abierta, la menor sintonía sobre radiodifusoras de noticias o de programas periodísticos que se presentan como espacios donde se ataca y no se entrevista, han logrado automáticamente impulsar a la gente a los medios digitales. Pero por otro lado, el traslado de los medios tradicionales a las redes sociales no ha funcionado como motor de propuestas, ni de información, ni de opinión. Es un andamiaje de poses, nimiedades, escándalos, tonterías.
Por eso, hoy en día una sola persona usando su celular puede tener más audiencia que todo un espacio periodístico formal, ya que el crédito de uno, vale más que el descrédito de cierta prensa que como a los políticos, se les rechaza totalmente.
Diferenciemos siempre esa tontería denominada “influencer” del mensaje que alguien muy simple, muy sencillo, con apenas 20 o 200 seguidores puede provocar para “interactuar”.
Recuerden: Las ideas, la propuestas, las opiniones, vencen a la ignorancia, a la mediocridad y al grito destemplado.