¡Habemus Papam! Esta ha sido la gran noticia para la Iglesia Universal y para el mundo. El Cardenal Robert Prevost es ahora el Romano Pontífice. Ha elegido el nombre de León XIV. Inmediatamente nos hemos remontado a finales del siglo XIX y vuelve a nosotros la figura del Papa León XIII quien dio inicio formal a la doctrina social de la Iglesia, saliendo al frente de la llamada cuestión social de entonces del conflicto entre el trabajo y el capital. La respuesta del magisterio de la Iglesia fue la famosa Encíclica social Rerum novarum (1891), proponiendo principios morales, criterios de acciones y directrices prácticas para dar una respuesta teológica moral al problema social, polarizado ideológicamente por el liberalismo y el comunismo de la época.
El Papa León XIII marcó un hito en la historia de la Iglesia con esta encíclica, pero no fue lo único señero que hizo durante su pontificado. Hubo más. A continuación acudo a las fichas que tomé del libro de Santiago Casas León XIII, un papado entre modernidad y tradición (EUNSA, 2014) y que nos pueden dar algunas pistas para hacernos una idea del nuevo pontificado del Papa León XIV:
UNA NUEVA REALIDAD DE LA IGLESIA
“León XIII recibía en 1878 la difícil heredad de una Iglesia recién salida de una áspera contienda, una Iglesia que había chocado con la nueva realidad de los Estados nacionales burgueses, que no le reconocían el antiguo papel en el seno de la sociedad civil, es más, que manifestaban su extrañeza sobre la fe profesada por los ciudadanos y en muchos casos una aversión y hostilidad respecto al fenómeno religioso y sus valores. El mismo pontífice en su primera encíclica, la Inscrutabili Dei consilio (21.IV.1878), describía esta nueva realidad que había trastornado los antiguos equilibrios sociales y políticos (p.62)”.
CRÍTICA AL PAGANISMO MODERNO
“Si alguien había pensado en que llegaba al trono de Pedro un papa “liberal” esta primera encíclica suponía un jarro de agua fría. León XIII fue tan duro como Pío IX en la reprobación del paganismo moderno bajo cualquiera de sus formas. Condenará con igual fuerza el matrimonio civil, el divorcio y reivindicará el derecho de la Iglesia católica a la enseñanza (p.63)”.
AETERNI PATRIS
“Una de las encíclicas de más carga doctrinal fue la Aeterni Patris (4.VIII.1879). Las primeras palabras de la encíclica coincidían con las del inicio del Compendium Theologiae, obra inacabada de santo Tomás de Aquino (pp. 63-64)”. Esta encíclica dio origen al estudio a fondo de la obra de Tomas de Aquino. Nace en el siglo XX el neotomismo con grandes figuras en la teología y en la filosofía cristiana.
DEMOCRACIA CRISTIANA
“El papa quería, al menos en Italia, a los católicos unidos y obedientes también en materias sociales y en su mismo comportamiento político. Contemporáneamente, esta unidad fue auspiciada en otras naciones como en España (Cum multa, 8.XII.1882), pero con similares resultados negativos. Así se llegó a la encíclica Graves de communi (18.I.1901) que, aunque tenía carácter universal, citaba expresamente a los católicos italianos, y donde se reafirmaba la guía de los obispos para la Opera dei Congressi y se bautizaba la expresión “democracia cristiana”, pero despojándola de todo sentido político o de rebelión a la autoridad eclesiástica o civil (p.75)”.
CUALQUIER FORMA DE GOBIERNO
“Con la encíclica del 1 de noviembre de 1885, Immortale Dei, sobre la constitución cristiana de los Estados, León XIII retomaba algunas indicaciones contenidas en la Diuturnum, reafirmando la aceptación de parte de la Iglesia de cualquier forma de gobierno, mientras esté orientada hacia el bien común de los ciudadanos. Añadía el pontífice, “que el derecho de mandar no está por sí mismo ligado necesariamente a una forma de gobierno; sino que en toda forma de gobierno los gobernantes deben guardar respeto a Dios, jefe supremo del mundo (p.79)”
ENCÍCLICA LIBERTAS, 1888
“La encíclica representaba una clara superación de las indicaciones de la Quanta cura y del Syllabus, que habían puesto en guardia a los católicos contra el surgir de las modernas libertades. León XIII subrayaba el valor de la libertad, y mostraba aprecio por todo lo que de bueno y verdadero había en las aspiraciones modernas. Distinguía, después, las varias formas de libertad. En particular, reconocía la libertad de expresión y de prensa, con los límites necesarios para impedir que se transformarse en una licencia (p.80)”.
SE ACABÓ LA ALIANZA TRONO-ALTAR
A pesar del resultado negativo, la experiencia francesa demostró que León XIII se había dado cuenta con mucha claridad de que habían pasado los tiempos de la alianza trono-altar, del sostenimiento mutuo entre la Iglesia y la monarquía absoluta que había sido el distintivo del Antiguo Régimen. De aquí su atención, más que en los pactos entre las cabezas visibles, a la necesidad de una presencia viva y participante del laicado católico en los vastos procesos de transformación de la sociedad civil y de la economía. (p.87)
LA MEDIACIÓN DE LAS ISLAS CAROLINAS
“Es la más célebre y la más conocida de las mediaciones de la Sede Apostólica y León XIII se empeñó mucho en que se conservara su memoria. Desde la pérdida de los Estados Pontificios uno de los objetivos esenciales de la Santa Sede era su reconocimiento como persona moral de derecho internacional. Algunos autores sostenían que sin territorio no había Estado ni soberano. El hecho de las Carolinas fue utilizado para reivindicar la necesidad de una independencia pontificia y por parte del Estado unitario italiano como una muestra de que en realidad no era tan prisionero del Vaticano y que su independencia estaba garantizada aunque no tuviera soberanía. Para los defensores de la autoridad pontificia es una muestra de que gozaba de una soberanía real (p. 88)”.
Estas notas y fichas son sólo unas pinceladas al vuelo que nos dan una idea a pluma alzada del pontificado de León XIII. Ya nos enteraremos mejor, cuando sea el mismo papa León XIV, quien nos clarifique el sentido del nombre que ha tomado. Me uno a la alegría de los fieles católicos y me sumo a las oraciones que filialmente quieren acompañar a su pontificado.