No tengo ni tendría nada que aclarar antes de escribir mi columna en Minuto Digital news, pero quiero hacerlo para que los caviares y las caviaras se hundan en su miseria, en su envidia y en su ignorancia, tan atrevida como sus mentiras y falta de autenticidad.
Creo y considero que el gobierno de Castillo-Cerrón y Boluarte es una miserable página de horror y traiciones al Perú, una secuencia de miedos sumados al odio y al resentimiento, que hicieron prosperar más corrupción e impunidad. Esos tres malditos merecen las máximas condenas, cada uno a su tiempo, cada quien en la dimensión de sus delitos. Sin embargo, no podemos estar destrozando cada año el sistema tan frágil que tenemos y aunque las cadenas de la estupidez nos ahorquen desde el gobierno y su precaria estabilidad política, hay que tratar de impedir más atrocidades, sin caer en el juego de buscar en otra elección apresurada o impuesta por vacancias sucesivas, un reemplazo que sea peor o que sea un nuevo dictador escondido en las faldas de los caviares o los extremistas de las izquierdas del odio, es decir, de la misma cloaca.
El desagüe debe seguir discurriendo, hasta que lo sellemos y sea una planta de tratamiento de aguas residuales o en este caso, un lugar para nadie, para que se extinga definitivamente la izquierda del odio.
Y ahora, hecho este “aclaramiento”, comento lo siguiente:
Hoy en día en el Perú, se han levantado voces que estaban en las redes, en algunas ocasiones como mesas de opinión, en otras ocasiones dando conferencias en grupos de jóvenes e intelectuales “no de izquierda”, dicho en otras palabras, con gentes sensatas, inteligentes y prudentes. Estas voces de referentes que sembraron ideas y principios, han ido saliendo a la luz, por necesidad pública, porque el país los necesita, porque tenían que hacerlo, ya sea a nivel gobierno (sin ser parte del mismo o estando en un cargo de necesaria conducción para evitar que un imbécil lo ocupe).
La señora Boluarte, de cuyos delitos y crímenes la justicia se hará cargo al finalizar su mandato constitucional, heredado constitucionalmente al haber sido candidata en la plancha presidencial de sus socios y cómplices Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, debe ser sostenida en el mandato, en cuanto a su institucionalidad, pero debe ser señalada, acusada y corregida en cuanto transgreda o intente siquiera transgredir el mandato recibido.
Se queda “mientras tanto, pero no por lo tanto”. Se mantiene en rendición a la Ley, pero no puede favorecer a nadie sobre la Ley.
Y en este sentido, ella ha hecho bien o la han aconsejado mejor, en el sentido que tiene que llamar a mejores que los de antes y mucho mejores que ella. Por eso, no todos, pero sí algunos ministros, son gentes de bien, capaces, honestos y preparados. No todos, solo pocos, como el señor ministro de Economía, el de Energía y Minas y nuestro Canciller.
Solo los tres mencionados ya hacen la diferencia y por tanto ellos, no el gobierno, merecen la deferencia ciudadana. Esa es mi opinión, esa es mi posición.