Las izquierdas, desde la roja extrema del terrorismo, los partidos comunistas de “marcas” cambiantes, los progresistas, eco-ambientalistas, frenteamplistas, juntos por el poder, de curas traidores con sotanas llenas de podredumbre y cuantos grupos y nombres se inventan en cada proceso electoral o asamblea de los mismos de siempre, usan las estructuras legales para imponerse con estrategias cambiantes de engaños, para destruir la Constitución y las libertades, para establecer reelecciones indefinidas o continuidades de gobiernos radicales sin límites de gestión, para controlar, alquilar o comprar a los medios o suprimirlos, para acabar con la propiedad privada y exprimir nuestros ahorros. Todo eso ya lo están haciendo y no ponemos freno al caballo desbocado porque el discurso populista de las izquierdas en engatusador, macabro y convincente hasta que despertamos a la realidad. ¿Despertamos ya?
La izquierda engaña, es sucia, perversa, conspiradora y traidora, envuelve en su tejido político a muchos incautos para mostrar un rostro amable que no le pertenece, una cara que ya hemos visto en el Perú cuando Velasco gobernaba dictatorialmente persiguiendo, encarcelando y deportando a los opositores, cuando Humala pretendía ponerse saco rojo al estilo Hugo Chávez, cuando Vizcarra inundaba de corrupción al país y ahora, con un Sagasti permisivo con sus camaradas de café. ¿Y saben qué? Los mismos asesores, los mismos “intelectuales y académicos de izquierda” son los que sustentaron esos gobiernos, de generación en generación, viviendo de nuestros impuestos, estudiando de nuestros impuestos y haciendo escándalo de negación por sus placeres y beneficios cuando se les descubría.
La izquierda está encendiendo la pradera mediante el odio, está provocando a las familias, a los trabajadores, a los estudiantes y campesinos, a los obreros y auténticos maestros, no a esos de sindicatos de eterna licencia que cobran sin trabajar y agreden por la espalda a humildes Policías en sus marchas violentas.
La izquierda está cercando el campo desde las ciudades, con sus brazos armados que ahora se llaman “ONG y medios de comunicación”, los que andan sin ningún control, con total impunidad dictando el camino hacia el cadalso, todos los días, cada segundo, y financiados con nuestros impuestos en forma directa o indirecta.
Esa es la verdad y aunque la traten de tapar o maquillar, es una escandalosa verdad que deberá ser sancionada muy pronto, porque el daño que se la hecho y se le hace al Perú, es enorme y merece ser pagado.
¿Qué pasaría con la izquierda en el poder, en el gobierno? La más brutal represión y persecución, cierre de empresas que no se alineen al comunismo, que no se reconviertan en aliadas de la dictadura.
Poco a poco, menos libertades, menos medios de comunicación independientes, menos espacios democráticos y más militarización compulsiva: milicias populares, comités de defensa de la “revolución”…
El discurso del odio, todos los días. La venganza puesta en marcha, humillaciones públicas, persecución a los Católicos y demás religiones, expropiaciones de negocios grandes, medianos y pequeños, creación de “almacenes del pueblo” y libretas de racionamientos…
¿Alguien ha vivido eso? Millones de seres humanos, en especial latinoamericanos durante los últimos 70 años: Cuba, Nicaragua, Venezuela, también Chile lo sufrió con Allende, el Perú en gran parte con Velasco…
Por eso, si quieres inclinar tu rostro al poder del fusil comunista y la opresión extremista, vota por cualquier imbécil que se pone ahora un sombrero para ocultar su escaso cerebro, pero nunca olvides que te lo dijimos y que mañana más tarde, será muy tarde en realidad.