Hay que diferenciar siempre, que exterminar a una banda de terroristas, no es lo mismo que desaparecer la ideología del odio, del fanatismo y la degradación humana que compone sus acciones y decisiones en contra de los que no piensan ni actúan como ellos. No se trata que ponernos en un lado nosotros, y del otro lado los terroristas, como en una imaginaria balanza de iguales. No, esa mirada no es correcta. Los terroristas están debajo de la ética, debajo de la moral, muy por debajo de la razón y la verdad. Lo que ellos quieren es “equipararse en un mismo plano moral -sobretodo-, para legitimarse de alguna forma”.
Hay que entender que los sentenciados por terrorismo, sean del partido comunista “sendero luminoso” o del MRTA “movimiento revolucionario Túpac Amaru”, nunca renunciaron a sus sanguinarios objetivos de destrucción y aniquilamiento de las comunidades campesinas o nativas, de “ajusticiamiento” -como ellos mismos decían- de autoriades y dirigentes de los pueblos más pequeños y alejados. Sendero luminoso y el MRTA jamás pidieron perdón, nunca explicaron porqué asesinaron a decenas de miles de peruanos y también a extranjeros que trabajaban por los más pobres del Perú (sacerdotes, catequistas y misioneros católicos, pastores evangélicos, periodistas, representantes de ONG que impulsaban variados programas de desarrollo agropecuario). Sendero luminoso y el MRTA tenían la consigna del terror para despoblar el campo e inundar las ciudades de más pobreza, angustia y deseperación. Esa consigna era “arrasar, matar, destruir, aniquilar, exterminar”.
Los miles de procesados por terrorismo, gozaron de un trato especial desde organismos internacionales que en vez de defender los derechos humanos de las víctimas, impulsaron campañas de reducción de las condenas, propagandizaron la liberación progresiva de los sentenciados aduciendo “excesos judiciales”, comparando a un ladrón de gallinas o a un asaltante de bodegas, con el subversivo que colocaba coches bomba y mataba decenas de peruanos. Para los organismos de derechos inhumanos -esa es la mejor definición-, los terroristas del partido comunista Sendero luminoso y del MRTA eran combatientes en algo que denominaron “conflicto armado interno” (nuevas palabras, para salvar viejos crímenes como el genocidio contra los Asháninkas).
Pero miren, lean un solo ejemplo de las declaraciones de las víctimas del terrorismo:
“Llegaron gritando, explosiones, disparos entre hombres y mujeres y así, chicos, también de doce, trece años; entonces ellos comienzan a matar toda la gente lo que ha visto, todos han muerto, los que ha visto. Pero algunos se han escapado, gracias a Dios, que Dios nos salva realmente la vida, él es responsable con nuestra vida; entonces yo también estado presente, yo también mi traté de correr. Entonces entraron ellos, así matando. Murió doce muertos, entre ellos seis adultos, seis niños, son menores de tres años, dos años, un año. Ese niños, realmente, son inocentes. El pueblo Matucana Alta no hemos hecho nada a ellos, nosotros y tampoco lo conocíamos, pero por organizar la defensa civil, ellos vienen asesinar. La idea de ellos era, como ellos han pronunciado, vamos hacer polvo a este Matucana Alta; pero gracias a Dios se salvó unos cuantos personas, hoy estamos presente, aquí para poder dar nuestro testimonio real. Nosotros no queremos aumentar, no queremos quitar, porque ellos matan a los niños con armas blancas, […] había un profesor docente que es Manuel Antonio Flores es huantino, de veintisiete años. El también ha sido totalmente masacrado con arma blanca, hasta el testículo ha sido cortado, y así niños, también. Ocho muertos han sido, realmente, total carbonizados, quemados vivos, han quemando, cerrando la puerta, porque esa población contamos solamente con casa de paja, casa de palmera. Y por ahí nos ha dejado realmente sin casas, hemos quedado, así, encima de ropa” (65)
“En este tipo de modalidades, los asesinatos se cometían con frecuencia en contra de toda una comunidad campesina de forma masiva y sin discriminar a ninguna persona, se atacaba por igual a hombres y mujeres, niños, bebes y ancianos” (66)
“Los compañeros mataron a todita la comunidad, toditos… Hasta ahora me pregunto ¿qué habrá sido de esas personas que han muerto, dónde las habrán enterrado, dónde estarán esas criaturas de dos, tres, ocho, nueve meses, porque los alumnos mayorcitos de 7, 8 años, ellos habían muerto todos con su profesora en la escuela, solamente habían quedado vivos niñitos de 3, de 4 añitos que seguramente esos compañeros no les habían visto o estarían en algún lugarcito oculto” (67)
“…estas mujeres terroristas los cogían [a los bebes] como a conejos y los descuartizaban sin compasión … (y comentaban) a estos quién los va criar, es difícil criarlos, entonces hay que matarlos” (68)
“La violencia indiscriminada y las graves violaciones cometidas durante las incursiones a las comunidades generó el miedo en los subversivos de una posible venganza de los niños y niñas cuando estos crecieran. Ante esa situación, algunos miembros del PCP-SL optaron por asesinarlos: “A todos sus niños tenemos que terminar, porque cuando sean grandes y se den cuenta de lo que hemos hecho, a nosotros pueden hacernos cualquier cosa, pueden caminar y de repente pueden quejarse y encontrar justicia, por eso no van a quedarse vivos” (69)
“Niño que no obedecía a su mamá lo mataban con soga lo ahorcaban y lo fileteaba con un cuchillo para que en su corazón mismo llegue ahí muere, lo entierra…” (70)
“Mi hijo Wilson murió, por no cumplir bien la vigilancia, había subido a un palo para vigilar y lo encuentran durmiendo a la Seguridad, su arma lo había puesto en el suelo y si duerme es hombre muerto, de un balazo lo matan ahí mismo, por no cumplir con la vigilancia” (71)
“Sólo se comía cuando los senderistas ordenaban para hacerlo, de lo contrario te mataban por infringir las reglas, te mataban con soga, te amarraban la mano, luego te ahorcaban y con un cuchillo te hincaban 4 a 5 cuchillazos por el cuerpo” (72)
“Ashaninkas se escaparon algunos –10 no más- . Empezaron a matar a toditos los ashaninkas ….por qué se van a escapar; entonces ustedes están por gusto aquí. Diciendo vamos les vamos llevar hasta por allí, van a vivir solos, felices van a quedar, diciendo los mataron. Lo llevaron y por allí lo han matado; lo han matado con hacha, con chafle, con cuchillo; a los niños también les han partido la cabeza. Así lo hacen no perdonan ellos por más que estés gritando, por más que estés rogando, te matan, te torturan” (73)
“De acuerdo a los testimonios recogidos por la CVR, cuando los militares ingresaron a las zonas donde los subversivos ejercían algún tipo de control, éstos empezaron a moverse hacia diferentes refugios (74), obligando a la población cautiva, entre niños, ancianos, hombres, mujeres y enfermos a trasladarse a las diferentes bases que tenían en el monte. En estos movimientos de cientos de personas, morían muchos, especialmente los niños y los enfermos quienes debido a los escasos alimentos sufrían de un alto grado de desnutrición y anemia, siendo ejecutados al ser considerados una carga y por temor a que los delataran si eran capturados por el Ejército. Fue después de tres días de caminata que los senderistas comenzaron a matar a los niños y ancianos que no podían continuar. El que puede, llegará; y el que no, se quedará donde está nos decían los terrucos” (75)
“Mis hijos se llegaron a enfermar, porque… no comían bien, todo poquito y medido les daban; no les hacen comer a su gusto. Comida sin sal, ni aceite, porque no hay. [Comían] la ortiga y otras yerbas que no son amargas…. los niños se llegaban a enfermar y ya no pueden ni caminar. [Los senderistas] decían “retirada”, nos hacían retirar donde no hay comida y los niños que no pueden caminar se quedan al último y los senderistas que vienen atrás los matan, los ahorcan y los dejaban tirado como animales, ya no llegaban a donde nos trasladábamos. A todo enfermo y niños los mataban con soguilla y cuchillo, generalmente se enfermaban de anemia, de hambre” (76)
“De igual modo, los niños y bebes fueron asesinados porque el ruido que generaban con sus llantos podía dar aviso al Ejército y delatar el lugar donde se escondían. Los mandos senderistas advertían a las mujeres que tenían hijos pequeños, “que hagan lo que sea con tal que no lloren sus hijos, porque los militares les podrían ubicar fácilmente” (77)
“…cuando algún niño lloraba mucho generalmente de hambre, los terroristas decían: mátalo, por su culpa nos pueden descubrir, lo mismo que ocurría con los bebés de pecho que lloraban… a todos ellos había que eliminarlos. Después de asesinarlos a unos los arrojaban a los ríos y a otros a los acantilados” (78)
Como ustedes pueden leer a lo largo de estos breves testimonios que ninguna organización de derechos humanos ha tomado en cuenta para pedir “reparaciones” en favor de los pueblos afectados y las decenas de miles de víctimas asociadas (los familiares padres, hijos, nietos que sobrevivieron), hay un tema que no podemos dejar de lado y resume dos hechos: (1) Se capturó a los principales mandos subversivos y éstos criminales no fueron ni ejecutados, ni fusilados, ni torturados o desaparecidos, sino que se les llevó a establecimientos penintenciarios, donde las oenegés “de derechos humanos” les visitaban y les asistían permanentemente y, (2) Se dejó de lado la urgencia de la batalla de las ideas y valores de la Libertad y la Democracia, contra la guerra del odio que el partido comunista Sendero luminoso y el MRTA sembraron en miles de personas y que sobrevive como un pensamiento fanático de venganza y nuevas escenas de lucha por el poder mediante el aniquilamiento total de la sociedad.
Se venció al terrorismo en el despliegue geográfico y la acción focalizada, pero se les dejó, a los que no eran militantes de campo o enfrentamiento, a seguir en el desarrollo de la penetración ideológica en las escuelas, universidades y zonas de “renacimiento”, como algunos sindicatos, en especial, el Magisterio.
En resumen, quedan tareas por desarrollar y activar, para acabar en cada segundo de nuestras vidas, con el odio que el comunismo propaga de diferentes formas, presentándose como víctima, para aniquilarnos.
Imagen referencial: La masacre de Lucanamarca, “asesinato de 69 campesinos, entre ellos niños y bebés recién nacidos, Santiago de Lucanamarca, Ayacucho. La masacre fue perpetrada por el partido comunista Sendero Luminoso”.
(65) CVR. Audiencia Pública de casos en Huanta, 12 de Abril del 2002. Los hechos del testimonio ocurrieron el año de 1993, en la provincia de Huanta. Testimonio de Nolberto Díaz Ramos.
(66) El 9 de diciembre de 1987, se produjo en el caserío de Rumi-Rumi en la provincia de La Mar una masacre perpetrada por Sendero Luminoso, se acribilló en la plaza pública a 14 campesinos y 10 niños por el delito de haberse organizado en rondas de defensa civil. DESCO narra el acontecimiento de esta manera: “En el poblado de Rumi-Rumi, en una de las peores matanzas del año, los senderistas asesinan a 24 campesinos, la mayoría de ellos autoridades y jóvenes del poblado […] Ochenta niños quedaron en la orfandad”. (Valencia 1992:62).
(67) CVR. Testimonio 100483. Narra la matanza de casi todos los pobladores del pueblo de Chaupihuasi, en el distrito de Soras, provincia de Sucre, departamento de Ayacucho en 1983.
(68) CVR. Testimonio 500127. La Mar, mayo de 1980 La declarante tenía 8 años cuando sucedió la masacre en su comunidad de Hierba Buenayoc.
(69) CVR. Testimonio 200578. Huanta, 1983. La declarante narra el asesinato de sus padres y pobladores de Yanasraccay
(70) CVR. Testimonio 332054. Satipo, 3 de abril de 1988. El Declarante relata los hechos que sucedieron cuando tenía 13 años de edad.
(71) CVR. Testimonio 302133. Satipo, enero de 1989 y 1992. Relata el asesinato de sus 9 hijos y la utilización forzada.
(72) CVR. Testimonio 302135. Satipo, agosto de 1992. Relata la utilización forzada que sufrieron 24 alumnos, de 10 a 12 años
(73) CVR. Testimonio 306067. Narra la utilización forzada que sufrió la población del anexo de Valle Esmeralda, distrito de Río Tambo, provincia de Satipo, en 1990.
(74) CVR. BDI-I- P .Entrevista en profundidad. El entrevistado fue un niño pionero: “…cuando la tropa de los militares empezaron a venir al pueblo entonces ellos decían escapemos a los cerros y los montes…”.
(75) Testimonio de Enrique Quinto Sihua, campesino que estuvo en cautiverio desde 1984 hasta 1993, en la zona denominada “Sello de Oro”, ubicada en el Valle del río Apurimac. (La Republica 2003:24)
(76) CVR. Testimonio 302133. Satipo, 1989 y 1992. Relata el asesinato de sus 9 hijos y la utilización forzada que sufrieron. Véase también. el Testimonio 202001. Un niño que estuvo en cautiverio señala que la preparación de su alimentación era sin sal, a base de calabaza, papa y olluco. Cuando no tenían alimentos comían raíces y frutos silvestres. Asimismo recuerda que los niños menores de 5 años morían de hambre y a falta de medicamentos.
(77) CVR. Testimonio 202188. Los hechos sucedieron en el “monte” cerca del río Pampas.
(78) CVR. Testimonio 500673. La Mar, 1986-1987. Asimismo, en el Testimonio 202161 la declarante refiere que para evitar el llanto de un bebé, una mujer…, amarró la mano de su hijo y lo aventó al Río Pampas, bajo el supuesto de que el ruido que producía su bebé orientaba a los militares y serían fácilmente ubicados. En el Testimonio 102161 se relata que los subversivos mataban a los bebitos con arma blanca y piedras, los mataban cuando lloraban, ellos querían que los niños no lloren para no ser encontrados por los “sinchis”.