Cuando alguien piensa en la multitudinaria emigración venezolana, solo se refiere a las condiciones económicas que padecen las familias de esa nación y que motivan al exilio de millones de ciudadanos en especial los más jovenes, o quizás también habla de la pelea ideológica por el poder, donde las divisiones son más fuertes que los anhelos y por eso la baraja para elegir el camino no existe, siendo la huída de la tierra llanera la mejor esperanza y sueño.
Pero al lado de ello, en medio de este drama existen organizaciones criminales venezolanas que se están extendiendo por toda América Latina, contagiando violencia, delitos, agresiones y pequeños cárteles de trata de personas, narcotráfico de menudeo, alquiler de sicarios, operaciones de secuestros a pedido y la infaltable mano oscura de la agitación política y subversión comunista como producto de exportación chavista.
Comencemos en este informe con el Tren de Aragua, “la megabanda más poderosa en Venezuela. Esta organización criminal cuyo principal enclave es la cárcel de Tocorón, ubicada en el estado de Aragua, está involucrada en extorsiones, secuestros, homicidios, sicariatos, robo de vehículos, venta de drogas, tráfico de armas, trata de personas, contrabando de alimentos y estafas”.
Esta operación es un resultado de la combinación de dos estructuras criminales que han acordado reemplazar o suplir al Estado en algunas funciones tornándolas ilegales absolutamente, pero actuando como sus aliados: Los “pranes”, que operan desde la prisión, y las “megabandas” que se esparcen hacia las fronteras de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia como punto de enlace (no de acciones) y ahora se están asentando en Chile y Argentina, teniendo otro eje hacia Brasil y Paraguay.
Es paradójico su esquema de acciones porque usan el poder político chavista como aliado y protector interno, y se valen del mismo para expandirse en el exterior, teniendo como contrapartes a su favor a las izquierdas de cada uno de los países mencionados. Es decir, la alianza política y criminal más agresiva de estos tiempos.
“Los comienzos del Tren de Aragua se remontan al inicio de la década del 2000 cuando, en medio de la construcción del Ferrocarril de Venezuela, el sindicato de obreros del proyecto vio oportunidades en el mundo delictivo. La primera economía criminal que desarrolló fue cobrar por la asignación de puestos de trabajo y, posteriormente, la organización criminal se inició con las extorsiones, secuestros y robos” señala InSight Crime en un detallado informe.
“El Ferrocarril Venezuela fue una de las obras que promovió el gobierno del fallecido Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, pues la meta era unir varios estados del país a través de ese sistema de transporte. Pero nunca se concluyó el proyecto” por la enorme corrupción y desvío de fondos públicos hacia funcionarios chavistas y en apoyo a los cárteles colombianos de narcotráfico que operan desde Venezulea como punto de embarque hacia Cuba, España y Marruecos.
Fuentes policiales consultadas por InSight Crime aseguran que “con la llegada de Tareck El Aissami a la gobernación del estado Aragua esta megabanda se fortaleció. Durante su gestión como gobernador esa región pasó a ser la primera con más homicidios en Venezuela. El Exvicepresidente de la República y exministro de Interior y Justicia es considerado como el “padre del pranato” pues entre 2005 y 2006, cuando fue ministro, surgió esa figura criminal en las prisiones venezolanas”.
InSight Crime explica que “la expansión territorial del Tren de Aragua en Venezuela parece indetenible. El poder que cada vez más gana esta organización criminal representa un desafío no solo para las autoridades locales de ese país, sino también para los cuerpos de seguridad de las naciones vecinas que deben idear estrategias para impedir la penetración de esa megabanda. La presencia del Tren de Aragua en al menos tres países representa una amenaza para la seguridad en la región, pues los criminales de los otros países pueden copiar los modus operandi y la estructura de este grupo de delito organizado”, esto es evidente ahora en Ecuador y Perú, especialmente.
El Tren de Aragua se encuentra asentado en Trujillo, en Chiclayo y en los distritos de Los Olivos y San Juan de Lurigancho en Lima, desde donde esparcen su accionar y movilización de sicarios.
Por ejemplo, la migración hacia Chile usando la frontera con Bolivia -vía Tacna- está perfectamente coordinada y cuenta con una red de traficantes y transportitas conformada por dos brigadas de 50 personas cada una, entre hombres y mujeres, todos muy jóvenes y fuertemente armados, cuyas entregas se hacen en Iquique y Antofagasta como primer escalón hasta llegar a Santiago y Valparaíso.
¿Qué hacen las autoridades de Ecuador y Perú frente a este complejo sistema informal de tráfico de personas y drogas, armas y contrabando? Muy poco en realidad, ya que en el Perú están ahora con las manos libres.
Un informe de lasdrogas.info menciona que Venezuela “es un país de tránsito para las drogas producidas en el área andina, así como de reciclaje de las ganancias producidas por los distintos negocios del crimen organizado. En el país operan células o representaciones de ocho grandes grupos criminales. De Colombia las más importantes son las FARC, las Águilas Negras, los Rastrojos y los Urabeños. A los dos últimos también se les denomina bandas criminales emergentes, o bacrim. De México llegaron representantes de los carteles del Golfo, de Juárez y los Zetas” lo que refleja el nivel de penetración delictiva organizada en la actualidad.
En Venezuela además “existen desde finales de los años setenta del siglo pasado operadores de la Cosa Nostra siciliana y más recientemente de la mafia calabresa (Ndrangheta), que trabajan con grupos basados en los Balcanes. También se ha detectado la llegada de clanes de diversas provincias de China”, sin que exista alguna organización dominante, ya que todas están relacionadas al gobierno chavista, no como sumisi´pon, sino como asociación hacia fines criminales. Mal que bien, el gobierno es la cabeza de los acuerdos para que cada mafia haga sus negocios sin entrometerse con otras. Veenezuela es el Hub natural de la delincuencia “libre”.
Debido a su ubicación al norte de Suramérica, y gracias a la ausencia de una vigilancia constante, el país ha pasado a ser el principal punto de partida de los vuelos sospechosos de llevar drogas a Centroamérica y a las islas del Caribe, de embarques a Marruecos y España, así como de distribución de armamentos provenientes de Europa del este hacia Colombia, Nicaragua, México, Paraguay, Bolivia y Brasil.