El radicalismo se quitó el bozal. En su comunicado del viernes pasado Nuevo Perú, la banda encabezada por Verónika Mendoza, chilla: “el único camino es el cierre del Congreso, el llamado a una asamblea constituyente…”.
Así, miserablemente, la progresía antiminera, marxistoide y dependiente del chavismo se presenta tal cual realmente ha sido siempre: sediciosa, golpista y achorada. Repudiados por el senderismo que controla el gobierno de Castillo, los caviares han sido excluidos del complejo balance entre Ejecutivo y Legislativo; patean el tablero y claman no por la clásica revolución preconizada desde el leninismo ni por el maoísta salto del campo a la ciudad, sino por el brutal método fascista del “putsch” o levantamiento insurreccional.
Desde la subnormalidad de su ideología los caviares creen que pueden repetir la algarada de noviembre de 2020; sueñan con manipular nuevamente a las nuevas generaciones para lanzarlas contra el Parlamento; y para ello ya han desplegado movimientos paralelos: Sagasti preconiza sin éxito el adelanto de elecciones generales bajo sus condiciones; los ultras, acompañados de los inefables morados, se cortan las venas porque se ha hecho justicia en el caso del presidente Merino; y el azuzamiento a la insurrección corre a cargo del ML-19, el MRTA reciclado.
Pero nada de eso les funciona. Castillo está sindicado como cabecilla de una organización criminal; el Congreso viene fiscalizando con coherencia; ya no tienen control directo sobre la fiscalía; y los comunistas los aborrecen. Cerrón ha deplorado a los caviares golpistas; y de Puka Bellido increíblemente han fluido palabras angelicales: “La muerte de Inti y Bryan les sirvió para capturar Ejecutivo y Legislativo, omitiendo acciones para capturar a los asesinos o apoyar a los deudos. Miserables quienes hacen política con muerte de sus hermanos. Acusar políticamente es una manera vil de justificar su aprovechamiento”. Yo mismo hubiera suscrito ese Twitter.
Desde el otro lado el almirante Montoya ha sido igualmente rotundo: “El Congreso aprendió su cara lección y las FF.AA. también conocen perfectamente de qué lado les corresponde estar y es al lado de la Constitución. Cualquier enemigo de ella será considerado traidor a la patria”.
Julio será un mes de definiciones, probablemente de violencia. Pero, bueno, ya tenemos el primer demonio caído: Mendoza y toda la miasma que representa. Provoca recordarle la lírica del rock chileno: “Muérdete la lengua negra que te cuelga /Como si perro fueras / Buscando maneras / de entrar / No entres más”.
Publicado en el Diario Expreso, con el título: “el primer demonio ha caído”
Fotografía en Facebook, la alianza comunista de Castillo y Mendoza