Cuando un país vive en la informalidad, lo que es razonable no se considera; y surge un acostumbramiento de dejadez, como si no importara el orden y la disciplina, y a la larga se termina con pérdidas descomunales que arrastran a la miseria a poblaciones enteras.
La flojera del informal
Un informal suele ser una persona floja que busca aprovecharse de circunstancias para salir adelante. Cree que lo único que hace falta es unirse a otros que piensan como él para ponerse de acuerdo y “negociar”, no les importa las leyes y son partidarios de la piratería con mil justificaciones para que todo queda así.
La informalidad es un ambiente propicio para los robos, las trampas, los productos “bamba”, el contrabando, la ruptura de las leyes y las coimas.
No les importa vivir de cualquier manera en quebradas donde caen huaicos, al borde de los ríos, en la cima de los cerros, porque son “negocios” que unos pocos tienen aprovechándose de los pobres. Muchas personas con necesidad no tienen otro lugar para vivir y no tienen más remedio que aceptar lo que les ofrecen a menor precio.
En todos los barrios marginales se cometen abusos. Muchas personas son exigidas a pagar cupos y se encuentran muchas veces extorsionadas con riesgo de perder sus propias vidas.
En los ambientes informales surgen mafias de todo tipo. Se multiplican modos de vivir peligrosos, que ponen en riesgo la vida personal y de toda la familia.
Exigen a las autoridades
Cuando surgen tragedias en los ambientes informales las personas llaman enseguida a las autoridades, y muchos incluso al presidente, como si ellos fueran los culpables de las catástrofes o los que tienen que venir enseguida para arreglarlo todo.
Cada año las tragedias se repiten y se dice lo mismo, la misma cantaleta, los mismos argumentos. Es como un carrusel que no para. Muchos periodistas echan leña al fuego para victimizar a la gente y buscar a los culpables, muchas preguntas están direccionadas y todo se convierte en un cargamontón de protestas que son como fuegos artificiales que detonan, brillan, y después queda todo igual. Es un espectáculo penoso y deprimente.
Cambio de mentalidad
La solución es sencilla: derrotar la informalidad y fomentar una educación de calidad.
Sin embargo se hace todo muy difícil porque las ideologías de violencia y odio, prefieren la informalidad para aprovecharse de ella. Hay una resistencia grande al progreso y a la mejoría de los sistemas. El informal piensa que puede perder los negociados que ha adquirido en esas circunstancias de desorden y caos.
Es que la informalidad les permite la piratería, poder actuar sin el peso de la ley; y ocurre lo que todos vemos y que clama al Cielo: casas mal construidas, carros viejos que circulan y constituyen un peligro, reglas de tráfico que no se cumplen y se producen grandes atolladeros, mercado negro, tramitadores, coimas para sacar adelante documentos, una burocracia infernal y absurda, trabajos mal hechos y una población que no valora las virtudes humanas: laboriosidad, orden, respeto, sinceridad, etc.
Urge revertir esta situación con una educación de calidad que cambie esta mentalidad absurda que impide el progreso y el desarrollo de todo un país,