Hablar de narco-estados es muy complejo y a la vez, resulta injusto hacerlo extensivo a trabajadores inocentes de esa calificación como miembros de un imperio del mal, que estando en el servicio público, no son parte en las acciones y decisiones de la red del vicio y el crimen manifiesto y por eso, hoy en día se debe decir precisando, que son “narcogobiernos”, una sola palabra que resume el control del aparato estatal por los grupos políticos de la izquierda del odio y la corrupción, por las organizaciones criminales del comunismo y sus múltiples rostros que capturan el poder en varios países con demagogia y violencia, y no quisieran dejarlo jamás.
Unos ejemplos nos darán mayores luces sobre los integrantes de tan desagradable reseña, cuando comencemos a ver los casos de Colombia, México y Honduras, países que cayeron y van ingresando tontamente, “democráticamente”, en las redes del crimen político de las que es muy difícil de salir, porque si el poder corrompe, en este caso, la corrupción ha entrado al poder y con esa doble fuerza malévola se engrandece perniciosamente.
Narcolombia: Hoy en día, el gobierno de un extremista de las guerrillas responsables de muchísimas muertes, extorsiones, asesinatos, secuestros, trata de personas, contrabando de armas, narcotráfico, robos y asaltos se encuentra a cargo de un hermoso país, condenándolo a destruir su precario presente, para que tenga un tenebroso futuro. Colombia va muy rápido de lo peor a lo degradante, porque se encuentra instaurando una estructura de gobierno que enloquece de populismo y demagogia, al extremo de haberse creado el inconcebible “ministerio de la igualdad” mientras, en paralelo, el presidente sube su salario mensual a más de diez mil dólares…por la igualdad.
Pero lo de los sueldos, si bien es un insulto a la extrema pobreza y a los pocos que pagan impuestos en un país azotado por el terrorismo (que le dicen guerrilla, pero es terrorismo), no es nada comparado a la expansión y dominio de los cárteles de la droga, cuyas inversiones inundan a toda la banca, transportes, constructoras, minería, hidrocarburos, obras civiles, hotelería, deportes y cuanto la imaginación pueda soñar. De esa imaginación fue saltando a la política lo narco, primero en pueblitos donde hacían mejoras en el techo de la Iglesia o una escuela, tal vez implementaban una posta de salud o reparaban la vieja ambulancia o el camión de reparto de agua, después fue financiando a las guerrillas –al terrorismo de las izquierdas- hasta hacer común el pensamiento que sería una mejor alternativa de gobierno “si dejaran las armas, por el voto”. Y lo hicieron evidentemente, dejaron las armas y las balas usuales, para reconvertirlas en armas verbales (repetimos: demagogia y populismo) con balas más letales (el odio y la ira, como los productos del resentimiento exacerbado). ¿Y el voto? “Pues que pena con usted”, eso ya no funciona como eje de la secuencia democrática del poder.
Colombia ha llegado a ser, Colombia es un puerto de producción sofisticada y embarque de los cárteles que acopian desde Bolivia y Perú miles de toneladas de la pasta básica de cocaína para refinarla y de cocaína para mejorarla, así como ingentes cantidades de látex de opio para transformalo en un producto final de enloquecimiento. Esa “industria” no para de crecer e inundar con dinero sucio cuanto negocio se presenta o se conquista para el lavado de activos, pero ahora se encuentra en un punto de búsqueda de “otras” inversiones, donde la captura de los gobiernos nacionales, es la cúspide del mal.
¿Cómo le va Colombia con el presidente de la cúpula guerrillera comunista que ha tomado el poder usando las vías legales que siempre negaron como un camino? “Colombia ha aumentado sus cultivos de plantas de coca -principal ingrediente de la cocaína- en un 43%, según señala un nuevo informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Colombia ya es el mayor productor de cocaína del mundo, el año pasado el área de cultivo de coca se expandió a 204.000 hectáreas. Es la cifra más alta desde que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) comenzó a recopilar dichos datos en 2001” según informa bbc.com
Y en un reporte de colombiainforma.com se dice: “La narcoeconomía se expande de distintas maneras: produce un alza en los precios de inmuebles en la zonas de lavado de activos, aumenta el mercado de bienes de consumo (bebidas alcohólicas, carros, motos de alta gama y otros bienes de lujo), impulsa la concentración de tierras, financia la deforestación, entre otras. Así, la repercusión real del narcotráfico en la economía del narcotráfico podría ser mucho más alta que el 4% del PIB”.
Y para no creerlo… el presidente Petro, fruto de la extrema izquierda aliada con Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela y el transportista Evo desde Bolivia, afirma que “durante la sustitución de cultivos ilícitos, los campesinos podrán seguir cultivando coca hasta lograr la estabilidad económica de la nueva cosecha”. Entonces comparemos: Si una hectárea de maíz –por poner un ejemplo nada más, o de la siembra más rentable te da US 100, con la coca entregada a los proveedores de los procesos de producción de cocaína te da a ti como proveedor US 1,000 ¿Qué harías? ¿Sustituyes o dices que estás “en proceso de sustitución” mientras sigues cobrando US 1,000? Cobras pues, porque sino, te matan, así de simple ( y de paso, camioneta nueva, arreglas la casa, pagas una mejor educación, etc).
Petro y sus “petradas” son muy conocidas (frases insostenibles, propuestas sin sentido). Pero también son muy fuertes y cargadas de sentido aquellos señalamientos como el del expresidente Pastrana (1998 – 2002) quie señaló a través de su cuenta de Twitter: “Estaba claro desde la campaña: Petro es un apéndice del narcotráfico”.
En Colombia, el gobierno abandonó la erradicación forzada de pequeños cultivos de hoja de coca –los principlaes proveedores multipropósitos de los narcos-, cuando la producción centralizada de cocaína rompe récords históricos y se evidencia una alianza de los cárteles por mantener “buenas relaciones, relaciones conversadas” con el gobierno de izquierda de Petro y sus aliados, también de izquierda.
Narcoméxico: Parecería el nombre de una aerolínea, pero es una conjunción de alto vuelo, donde se juegan su ultima chance de supervivencia en los negocios los cárteles más temidos del mundo, junto a los políticos más nefastos de Latinoamérica, encabezados por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, alias “AMLO” o “el peje”, que es la abreviatura de pejelagarto, un animal resbaloso como un pez y traicionero como un lagarto; aunque AMLO dice que “es peje, pero no lagarto”, resulta ser un tipo escabrozo, homofóbico y traicionero, pero con un lenguaje absorvente, muy bien estructurado para victimizarse ante cualquier escenario adverso donde un día está contra el Estado de Derecho y al día siguiente, en defensa cerrada de ese mismo Estado de Derecho, dependiendo dónde se encuentre su interés, no el de México y su gente.
AMLO es un personaje ruin con la palabra y usa como objetivo de ataque a las mujeres. Y uno se pregunta, ¿Porqué odia a las mujeres AMLO, el “rey del cash”? El conocido “mayate”, “jarocha”, “lilo”, “joto” y renegón de izquierda alocada, no se enfrenta directamente, sino de lejos, usando un muro de palabras sucias para ofender y denigrar a políticas, periodistas y mujeres con temple, cuando lo denuncian, aclaran o mencionan críticamente.
Pero vayamos al tema “narco” en específico. el gobierno izquierdista de Andrés Manuel López Obrador, creó una estrategia –así la denominaron los mexicanos- que se reduce a una frase populista “abrazos no balazos”, por la cual, los cárteles de la droga aumentaron exponencialmente su producción y comercio de drogas, tanto con la heroína, metanfetaminas y fentanilo, multiplicando sus acciones de lavado de dinero en el sistema financiero latinoamericano, diversificando su presencia en todo territorio donde pudieran establecer cabeceras de negocios (transportes, minería, banca, moda, textiles, medios de comunicación, finanzas, agroindustrias y manufactura diversa).
El agradecimiento de AMLO a los cárteles, por su apoyo en el proceso de toma del poder (expansión de ideas políticas populistas y anti USA, subvenciones a comités políticos, sufragar costosas campañas electorales y poner estructuras de medios y relaciones públicas en varios países del mundo) consistió en disminuir las acciones de interceptación y decomisos de droga e insumos químicos para su producción; no erradicar plantíos de amapola y almacenes de látex de amapola y dejar con “manos libres” la compra de bienes y lavado de dinero sucio.
Pero a la vez, AMLO despliega una campaña de liderazgo sin fronteras, para tomar el control de las izquierdas en América latina mediante el Grupo de Puebla, aunque en este sentido, el retorno de Lula ha revitalizado al Foro de Sao Paulo, siendo un problema en los intereses hegemónicos del embajador de los cárteles mexicanos, frente a los poderosos cárteles brasileños, de los cuales hablaremos próximamente, añadiendo que son menos evidentes, menos escandalosos, menos de inmiscuirse en otras naciones en el terreno político, algo que le pasará factura a AMLO, que “es como un Pablo Escobar” de nuevo formato.
Un flanco que AMLO no ve con cuidado ni preocupación, es el de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cumplimiento de la Ley (INL) del Departamento de Estado USA que trabaja para contrarrestar el crimen internacional, las drogas ilegales. Si bien el INL ayuda a diversos países a brindar justicia y equidad al fortalecer sus sistemas policiales, judiciales y penitenciarios, es paradójico que en México estos esfuerzos no reduzcan la cantidad de delitos y drogas ilegales que llegan a los Estados Unidos, porque el gobierno es el principal problema en la lucha y está delante de los cárteles, pero protegiéndolos. Los Estados Unidos despliegan recursos, personal, equipos de tecnología inimaginable y mucho tiempo, para que el gobierno de AMLO filtre lo confidencial a los narcos de su entorno.
¿Un ejemplo? La periodista y escritora Anabel Hernández aseguró que la Ciudad de México era una bodega de cocaína del Cártel de Sinaloa cuando Andrés Manuel López Obrador, actual Presidente de México, era el jefe de Gobierno de la capital del país.
La escritora del libro Los Señores del Narco explicó en unas declaraciones sobre el juicio a los más cercanos colaboradores de AMLO –en los Estados Unidos-, que diversos funcionarios de ese gobierno se encuentran implicados en la red que protegía al Cártel de Sinaloa usando la mexicana Agencia Federal de Investigación (AFI) a nivel nacional, y les ayudaban en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), convirtiéndola en una de las sedes más importantes de acopio y redistribución para el Cártel del Pacífico también.
De México se puede escribir libros y hasta bibliotecas de complicidades, pero los capítulos más escandalosos y turbios se los llevará siempre AMLO, a pesar de la tropa de periodistas y agencias de relacionamiento contratadas para tapar sus errores, delitos y excentricidades políticas.
Narconduras: Un grupo “de 32 narcotraficantes hondureños extraditados y otros detenidos en Estados Unidos –todos condenados por tráfico de drogas- han señalado a más de una veintena de figuras del mundo político y empresarial de Honduras de estar implicados en las redes del crimen organizado en el país centroamericano” informó la Voz de América, para dar a conocer que entre los cabecillas se encontraba Manuel Zelaya Rosales, expresidente 2006-2009 y esposo de la presidenta Xiomara “la Mara” Castro, “quien fue señalado por el narcotraficante Devis Leonel Rivera Maradiaga, excabecilla del cartel Los Cachiros, quien enumeró la entrega de cientos de miles de dólares a Zelaya, para dejar operar al cártel al llegar al ejecutivo de Honduras el 2006”
Del mismo modo “el ahora convicto Héctor Emilio Fernández, extraditado en 2015 a EE.UU. conocido en el mundo criminal como “Don H”, también aseguró en el juicio que había entregado sobornos al expresidente Zelaya, según quedó registrado en los expedientes judiciales de las cortes federales”.
Honduras no es un centro de producción de cocaína y ha fracasado en la elaboración de metanfetaminas, sin embargo es un asolapado y creciente puerto de reembarques provenientes de Colombia y Perú, con destino final México y destino alterno La Habana en ruta a Miami, que ha ido reemplazando a Nicaragua, ante el malestar de Ortega y su esposa Rosario Murillo, que cobraban cupos cada vez mayores en armas y dinero –por más de diez años-, y que están siendo investigados por trata de personas. Honduras con Zelaya comenzó una especie de ubicación de un nuevo “hub” multipropósitos (de drogas, órganos humanos, oro ilegal, armas ligeras, equipos de interceptación y espionaje), dejando a Nicaragua con el tráfico de animales en extinción y pertrechos militares de europa oriental, un mercado muy complicado hoy en día.
En Honduras el tema “narco” fue evolucionando durante las últimas dos décadas a paso lento primero e intensamente hace unos cinco años cuando los “Cachiros” (cártel hondureño), se alió al de México (cártel de Sinaloa) e hizo tratos alternos con uno de los de Colombia (cártel del Norte del Valle). Esa realción tripartita no tuvo mayores inconvenientes porque cada quien era usuario del “nuevo hub”, con sus propios almacenes y sin relacionarse en nada. Los Cachiros fueron muy hábiles haciendo de la zona de Colón el centro de embarques para los de Sinaloa y la propia Tegucigalpa, con el nuevo aeropuerto internacional de Comayagua, el centro de reembarques para los del cártel del Norte del Valle.
Los Cachiros o cártel hondureño, se sofisticó para dejar 300 pistas clandestinas y pasar solamente a dos principales y cuatro alternas para eventos inusitados. Estas pistas son dos modernos aeropuertos que sirven sin ningún problema para el ilegal trabajo del narcotráfico. Pero como buenos estrategas, los Cachiros en esas tareas cuentan con una alianza con el grupo salvadoreño Los Perrones –alianza de contraofensiva frente a los colombianos y mexicanos en casos de discrepancias- que trafican transportando por tierra la droga desde Panamá hasta México, una larga travesia, de menores costos finales, pero de lentitud agotadora, algo que en el mundo narco es contraproducente.
En toda esta logística no hay que perder de vista al cártel de los Montes Bobadilla, los dueños de la zona de Colón, una familia enteramente dedicada al narcotráfico y con operaciones costeras muy tecnificadas, además de contar con potentes embarcaciones. Los Montes Bobadilla y su red criminal siempre alardearon de tener los mejores contactos con personajes políticos en Colón, considerado el epicentro del narcotráfico en Honduras, pero con la caída de algunos de sus líderes, han establecido una acuerdo de colaboración con Los Cachiros, repartiendo zonas de reembarque y renovando alianzas políticas. Una de esas nuevas estructuras de soporte y protección están de la mano de Zelaya y Xiomara “la Mara” (que no es salvadoreña por cierto, pero siendo de una maldad y perversidad tan grande, se le conoce así en el mundo del hampa, cuando de ella se habla).
Pedro García Montes, fundador de esta organización mafiosa, “fue el jefe de pagos del Cartel de Cali, además trabajó con la organización criminal en el trasiego de drogas hacia Estados Unidos y México”, usando a Honduras como país de tránsito durante buen tiempo; pero no eran grandes envíos, sino operaciones alternas en momentos de grandes despliegues de la DEA o gobiernos de la región. Así, mientras bajaban envíos por las rutas más observadas, los incrementaban por las alternas, de menor perfil y altos costos, hasta que todos los cárteles optaron por la gran estrategia: copar gobiernos y tomar las decisiones. Eso es lo que ahora está pasando en Honduras, con mayor “manos libres” de las que hubo en los gobiernos anteriores (hoy procesados en USA).
¿Narcoconclusiones?
- Los narco gobiernos de latinoamérica, han logrado impactar contra las débiles democracias.
- Narcolombia y Narcoméxico son los ejes centrales de la exportación mundial de cocaína.
- Petro y AMLO no son socios, son negociantes en común acuerdo de “dejar pasar, dejar hacer”.
- El error político de Pedro Castillo y su salida del poder, ha traído severos contratiempos en la organización logística y de aprovisionamiento de los cárteles colombianos y mexicanos.
- AMLO pretende seguir en el gobierno mexicano aún contra toda Ley, porque está perdiendo el inicial liderazgo que tuvo para las izquierdas desde el Grupo de Puebla. En cambio, desde Brasil y el Foro de Sao Paulo, Lula juega mejor las cartas del dominio e influencia regional, sin meterse en asuntos internos de otras naciones.
- Cuba por un lado y Venezuela en el otro extremo, están alejándose del discurso de AMLO y acercando sus posiciones a Lula, cuyo nivel de estratega y conductor es infinitamente superior al de un AMLO en caída libre.
- Honduras es un desastre de nación, un territorio controlado por la alianza narco-izquierdista más ruin de Centro América, que infiltró y destrozó instituciones políticas de respeto, para cambiarlas por una organización matriarcal venenosa, al mando de “la Mara” Xiomara Castro.
- Los actores secundarios como Nicaragua, se están quedando abandonados. Esa imagen del duo nicaraguense, ese comportamiento del totalitarismo comunista en Nicaragua, debería servirle de ejemplo a Xiomara “la Mara” Castro, pero la soberbia la consume a ella, a Zelaya y a sus huestes.
Reflexión de este tiempo
¿Estados Unidos existe como voz con algún tipo de liderazgo o está en segunda fila de espectador? ¿La DEA y todos los organismos de lucha contra el crimen del narcotráfico, cuentan con apoyo del gobierno de Biden?
Nota de Redacción: el presente artículo contó con la colaboración de Fernando Ramírez desde Nicaragua, Juan Orlando Leiva en Colombia, Nieves García desde México y Carlos Chinchayán en Miami.
Imagen referencial: En redes sociales
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