Uno de los peores momentos que se viven cuando se trabaja para construir una alternativa popular de respuesta al gobierno que hoy en día destruye nuestro país, es el patético “higadismo” de algunos amigos, conocidos y no amigos. Estos compatriotas de cuya calidad humana y voluntarismo intelectual no se puede dejar de reconocer una mínima identidad de oposición, poseen tantos aciertos y errores como los puede tener cualquiera –inclusive quien escribe esta columna de opinión-, pero caen en una especie de “sumopontifismo” que reacciona negativamente ante cualquier palabra, frase y pensamiento que no esté a su altura o existencia circunstancial. Y si medimos la altura, hay problemas de diversa condición. Y si localizamos su existencia, bueno, la cosa se pone peor, pero los comprendemos en su estado emocional.
Ser oposición es algo amplio, diverso, inclusivo, transversal también. ¿No te gustan estas palabras? No entiendes el ámbito de la oposición ni a qué te estás oponiendo, porque si tu histeria y tus gritos son la reacción a la forma de hablar o de vestir del presidente, al uso de un sombrero que luego se quitó o a las incoherencias que expresa en sus discursos, estás muy mal, tú.
La oposición se construye con argumentos, no con telenovelas, porque las telenovelas crían y generan adeptos por montones a favor de la ignorancia. Los argumentos, si son explicados y sustentados, producen lucidez, palabras que convencen y se vuelven multiplicadoras para abrir las mentes a la realidad que muchas veces, se esconde en el populismo, la demagogia y los discursos felices de políticos infelices.
Los opositores que gritan, murmuran y escriben con el hígado contra la oposición, son los principales socios de la ignorancia, de la corrupción y de la impunidad, porque hieren a la infantería de las movilizaciones ciudadanas, maltratan a los que opinan y lanzan ideas y propuestas, sancionan a los que no tienen la suerte de ser “como ellos”. Pero cosas de la vida, felizmente, cada vez más, son menos “los higadistas” y somos más los voluntarios en la lucha por una mejor Democracia, por una mayor Libertad.
¿Los voluntarios Ricardo? Efectivamente, los voluntarios, porque ni uno solo es la autoproclama de la sabiduría o la encarnación de un salvador. Somos varios grupos, diversos colectivos, decenas de esfuerzos, miles de pasos y muchas banderas unidas en una sola: la del Perú.
Por eso, hoy te escribo a ti, ilusionista de tus reflexiones, para que dejes de lado tu soberbia, tu querer ser protagonista, tu delicado insulto y diplomática ofensa, a fin que te unas en un lenguaje más abierto y más certero frente al objetivo de todos: sacar a este gobierno del mal.
Nota de Redacción: el presente artículo de Ricardo Escudero @primerpedal se publica en simultáneo en voxpopulialdia.com
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Imagen referencial, de la artista sueca Jenny Grant