Transcribimos, porque es importante y necesario, el discurso del doctor Luis Bedoya Reyes, al asumir la Alcaldía de Lima un 21 de enero de 1964.
Con pocas palabras, pero con enorme significado de la Democracia y la responsabilidad de servir a la ciudad, el Alcalde se dirigió al señor Presidente, Fernando Belaúnde Terry, mandatario que devolvió en elecciones libres, el ejercicio del gobierno municipal al pueblo del Perú.
Palabras inspiradoras para siempre:
Señor Presidente Constitucional de la República: Instalar el Concejo Provincial que gobierna una ciudad, es, señor Presidente, un hecho importante; instalar el concejo Provincial que gobierna una ciudad, cuando este Consejo es elegido por el voto del pueblo, es un hecho transcendente; pero, instalar un Concejo Provincial que gobierna por la voluntad del pueblo, después que durante más de 40 años este derecho le fue negado, eso es, además de importante, un hecho histórico.
Nos toca, Señor Presidente de la República, ser actores en este acto de la historia, en este hecho trascendente que ingresará a las páginas donde nuestros escolares aprenderán a través de lo escrito por los hombres que registran los acontecimientos memorables, que, en 1963, sin balas pero con fe, un hombre que llegó al Gobierno llegó para hacer realidad la promesa y devolvió a los pueblos su derecho.
Porque hay diversas formas, Señor Presidente, de ingresar a la Historia. Pero las normas que la civilidad y la cultura, las formas que, nuestra formación democrática enseña, son precisamente aquellas como ésta que hoy nos reúne; devolver a los pueblos del Perú un derecho que, desde el instante mismo en que fue conculcado, todos los políticos sin excepción ofrecieron devolver.
Pero a la historia se entra señor, no por la promesa que se incumplió, sino por el hecho que da testimonio de una fe democrática, auténtica, que respeta la voluntad de los pueblos y el compromiso solemnemente contraído.
El Gobierno Municipal renovado cada tres años, señor Presidente, permitirá a nuestros pueblos entrar en una gimnasia democrática que ya estamos viendo, que nos resulta imprescindible. Permitirá que en cada distrito de la República, cientos y miles de hombres y mujeres, en esta necesaria gimnasia que representa la campaña antes de la elección, el discernimiento y la razón al momento del voto y el cumplimiento del programa y la fiscalización después del proceso; permitirá que multiplicados en todo el ámbito nacional los políticos nos acostumbremos a ofrecer con veracidad y con honestidad al electorado, que los pueblos permitan diferenciar a los hombres no sólo en razón de la capacidad, sino de esa calidad intrínseca que se necesita para cumplir lo prometido, que es la idoneidad moral; y permitirá que a través de la fiscalización permanente de tres años constantes, en que el pueblo conectado en forma inmediata y directa con sus propios gobernantes a escala local, aprenda también que gobernar importa una responsabilidad que se puede sobrellevar con la frente en alto, con el respaldo y el cariño del mismo pueblo no sólo cuando se realiza lo que se ofreció, sino también cuando se tiene el valor moral de decirle a un pueblo por qué no se pudo realizar lo que se ofreció.
Estoy seguro, señor Presidente, que en esta gimnasia democrática, en este ejercicio correlativo de derechos y deberes estaremos afirmando afirmando en los hechos y no sólo en las palabras- la institucionalidad democrática que reclama la permanencia de nuestra vida republicana.
Procuraremos, señor Presidente, en nombre de esta Ciudad urgida de realizaciones que reclaman el enfrentamiento de sus problemas, ver la forma de que el debate ceda el paso a la acción, de que la pugna se postergue frente a las necesidades del pueblo y que podamos entonces presentarnos unos y otros, sin perjuicio de la discrepancia, con respecto a nuestras respectivas posiciones, pero teniendo como lema el servicio al bien común que es la suprema ley de la política, que primero están las necesidades de un pueblo que las posiciones partidarias que puedan traerse lícitamente a un debate.
No pretendemos, señor Presidente, que el centro del fuero municipal conlleve la absorción de funciones que sabiamente la ley distribuye; pero si estamos decididos, señor Presidente, a reclamar en nombre de la ciudad con el fuero autónomo que la Ley nos reconoce, actuando por encima de cualquier situación, a los efectos de que la Ciudad sepa que este Municipio se asienta en un Concejo y un Alcalde que quieren servirlo con honor y con eficiencia.
Luis Bedoya Reyes, Alcalde de Lima
21 de enero de 1964
Imagen referencial, archivo Diario Oficial El Peruano
