La publicación de las tendencias de preferencias en la votación para las elecciones presidenciales en el Perú revelan una extraña mezcla de retrocesos, saltos, empujones y acuerdos para fabricar lo que señalamos hace varios meses: tres campos de observación política, de los cuales se derivaría lo que conviene a los grupos de poder y a los grupos de presión, pero cometieron –como siempre- varios errores.
Comencemos por los tres campos:
- El contingente de los que podrían ganar
- El segmento colchón, que está para sobrevivir y mover opinión
- El grupo de los desechables
Ustedes ya vieron que los desechables, nunca fueron nada en la escena política, pero los medios los trataron como elementos con probabilidades, como el caso Salaverry por ejemplo, al llevar al vacado como imagen nacional; también el caso Guzmán, que usó una millonaria organización para caer cada día hasta casi extinguirse (suicidio político) o el caso Humala, que podía ser un peón de reemplazo en cualquier escenario “conveninete”. Es de mayor escándalo el caso Beingolea, que le puso fin a un partido de trayectoria que no merecía ese tipo de candidatos ni destinos.
En el segmento colchón, Acuña es la jamonada del sánguche, su lugar preciso, tanto como Urresti, el bufón de la campaña. Seguirán dando que hablar o reír, esa es su marca.
Y en el contingente, allí fue teniendo alguna opción Verónika Mendoza hasta que al subir progresivamente y generar cierto temor –porque habría que hacerle firmar una Hoja de Ruta y hacer lo mismo que con Humala- fue dada de baja y se inventó a Pedro Castillo para restarle puntos, pero fue un gravísimo error de los operadores del gobierno, la prensa y los grupos oscuros.
Jugaron mal sus fichas y encendieron la sintonía de un mensaje simple, llevado por gentes sencillas, con posiciones muy duras pero necesarias para una gran parte de la población. Esa imagen ganó simpatía, como fue con Fujimori en su momento, como fue con los pescaditos en su coyuntura especial… y sin tener a los medios, y sin tener a las redes sociales… y sin tener millones en las manos o en las alforjas, Castillo sintonizó.
Keiko hizo muy buena campaña, lo viene haciendo bien, con decisiones estratégicas y de oportunidad, decisiones de concertación y aprobación. Hernando de Soto es como un sonido agradable que tiene varios volúmenes y es captado secuencialmente por más ciudadanos. López Aliaga perdió la última semana el gran avance que había logrado con posiciones muy definidas, con muchas adhesiones, pero al mostrarse soberbio, hizo un pésimo despliegue final de confrontación innecesaria.
Todo indica hasta el momento que Castillo y Keiko irán a la segunda vuelta aunque existe un margen para López Aliaga. Veremos qué sucede, con prudencia.