Paradojas de la vida, no lo son.
Se trata de un abuso que nadie pone freno: el retiro de fondos de los ahorros previsionales (AFP) y el retiro de los fondos acumulados para la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), no son, no constituyen una puerta de salida o un salvavidas para los trabajadores en esta coyuntura ni en ninguna otra en la que el gobierno, teniendo los fondos suficientes, dejó de lado a los ciudadanos y a sus familias, usando irregularmente nuestros impuestos en contrataciones plagadas de corrupción y para pagarse elevados salarios –injustos en la pandemia- además de lujos y privilegios que no deberían existir.
En pocas palabras y para entender mejor: Si tú y tu familia necesitaban ayudas económicas, era y es obligación del gobierno asistirte, porque es su deber, porque había dinero y porque así tiene que ser. Pero eso no ocurrió nunca.
El cuento de los “bonos” que se dieron mal, tarde y nunca, en pésimas condiciones y con decenas de miles de beneficiarios fantasmas según se está investigando a la fecha, resultó un engaño, un maquillaje, una burla más de la incompetencia de Vizcarra y sus cómplices en este genocidio que debe y tiene que ser procesado ante la Corte Penal Internacional.
Se nos pidió sacrificios, se nos aisló de la familia, perdieron sus trabajos más de siete millones de peruanos y sus familias padecieron injustas angustias, terribles momentos hasta buscar otras opciones de vida, para sobrevivir en realidad, ya que nunca hubo programas amplios, inmediatos y focalizados de alimentación, sanidad, seguridad, educación virtual, capital de trabajo, rescate financiero, cobertura de deudas educativas o hipotecarias. El lema del gobierno fue: “jódete y no me jodas”
Los presidentes Vizcarra y Sagasti y todos sus ministros, vice ministros, asesores y altos funcionarios, además de los directivos de empresas del Estado, siguieron y siguen con todos sus privilegios y beneficios: altísimos salarios, “bonos” para pésimos rendimientos y nulos resultados, celulares con consumo ilimitado, vehículos, combustibles, gastos de representación, de alimentación y para compras de alimentos en supermercados, equipos de cómputo, ropa con logotipos institucionales como si fueran una nueva marca comercial (zapatos y/o botas, camisas, polos, chompas, bufandas, casacas, chalecos, gorros, maletines, mochilas, carteras, pantalones) es decir, un festín sobre el dolor del país.
Más de ciento cincuenta mil peruanos han fallecido por Covid-19 según cifras del SINADEF. La vacunación hasta el momento no cubre a las poblaciones más vulnerables, se sigue teniendo a millones de familias abandonadas y sin alimentación completa diaria, los niños siguen sin tener sus equipos de cómputo para estudiar (los siguen ilusionando y engañando), los pequeños emprendimientos prosiguen en cierres y quiebras y el gobierno… sigue en su festín, está en otro mundo, burlándose de la pobreza y de la miseria, de la angustia y de la desesperación de los más pobres y de las clases medias que luchan incansablemente por sobrevivir.
Y en este escenario, tenemos una opción por la Democracia y un precipicio hacia el comunismo. Mucho cuidado con el Voto del 6 de Junio, mucho cuidado.