Existen decenas de encuestas verdaderas que no se publican o que siendo publicadas, se ocultan de los ojos y oídos de los ciudadanos, por el escándalo en sus resultados, porque es inocultable e innegable que la desinstitucionalización existe como un objetivo de guerra política, donde no es suficiente enlodar, arrasar y destruir, sino que se debe de enterrar hasta el último resquicio de un posible “revivir”, de un quizás “renacer”.
Durante las últimas cuatro décadas en especial, las izquierdas resumidas en el odio y el rencor producido por la interminable incapacidad que las domina, se han dedicado a sembrar discordia y desprestigio cada día contra cualquier institución pública (Poder Judicial, Congreso de la República, Tribunal Constitucional, Fiscalía de la Nación, Fuerzas Armadas y Policía Nacional, superintendencias y organismos reguladores del Estado); sin embargo, no lo han hecho -hasta ahora- contra la Defensoría del Pueblo o defensoría caviar-, no lo han hecho contra el Jurado Nacional de Elecciones, la Oficina Nacional de Procesos Electorales o el INDECOPI, ya no lo hacen contra la Iglesia Católica… ¿No les parece raro?
Es muy simple, los “centros de apoyo” son las cajas chicas y de manipulación estratégica; eran y son esas fuentes de empleo fácil y sueldo elevado las unidades de diseminación de acciones y propaganda contra el propio Estado que les contrata y paga (por decisión de los gobiernos de izquierda), donde nadie o casi nadie se preocupa de lo que hacen de vez en cuando, porque no son ejes permanentes de atención, sino centros de operaciones eventuales para decidir imposiciones, sobre las decisiones ciudadanas.
Evolucionaron y coparon casi todas sus plazas e inventaron muchas otras para reventar de gente ociosa e incompetente, de manipuladores y porqué no decirlo como una opinión: de operadores políticos hasta de la subversión. Por eso, no se trata de disparar a diario contra un cadáver institucional como el Congreso, el gobierno o los medios, porque hoy todo es punto de miserias y si se están quedando sin balas, tienen armas hechizas, vedadas y se están golpeando a sí mismo; he allí el riesgo que no se mide a diario y por lo cual hay que estar muy atentos y reactivos, porque todo va a explotar.
Lo señalamos otra vez al decir que los viejos métodos de la nueva policía política, de un criminal régimen, tienen que ser denunciados y desarticulados, procesados y castigados con los fundamentos de la Ley, esa ley que los caviares, extremistas de izquierda y medios del odio permanente, están pretendiendo destruir como lo hacen con el país.
Están usando la intimidación, el chantaje, la extorsión, la siembra de pruebas fabricadas… es “el rodillo” en acción.