A lo largo de la historia hay una larga lista de santos y beatos católicos que murieron por odio a la fe a causa de la violencia terrorista.
“Que su testimonio nos sostenga en los momentos más difíciles de la vida y nos ayude a reconocer, también en la prueba, la presencia del Señor”, dijo el Papa Francisco en 2017, recordando la beatificación del mártir salesiano Beato Zeman Titus.
Con motivo del Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, el 21 de agosto, les presentamos algunos beatos mártires que murieron víctimas del terrorismo y odio a la fe católica:
Beata Aguchita
Sor María Agustina Rivas López, conocida como “Aguchita”, fue una religiosa peruana mártir de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, que fue asesinada en 1990 por Sendero Luminoso, una de las más sanguinarias organizaciones terroristas del siglo XX que causó miles de muertes en el Perú.
Un joven terrorista de 17 años la mató con cinco disparos. Se le acusó de hablar con los asháninkas, una comunidad nativa que rechazaba a Sendero Luminoso, y de ayudar a los pobres de la localidad de La Florida, Junín, en la selva central del Perú.
Los 2 mártires sacerdotes polacos
El P. Miguel Tomaszek y P. Zbigniew Strzalkowski pertenecían a la Orden de Frailes Menores Conventuales de Polonia y fueron asesinados en Perú por el grupo terrorista marxista Sendero Luminoso en 1991.
Los sacerdotes sirvieron en Pariacoto, en la sierra norte de Perú. Allí educaron a los niños y jóvenes, enseñaron agricultura y a construir carreteras a las comunidades, y asistieron a los enfermos, en especial, en la epidemia de cólera que golpeó el país en 1991.
El 9 de agosto, los terroristas secuestraron a los sacerdotes de la casa parroquial y los llevaron al cementerio, donde los asesinaron por odio a la fe: Al P. Miguel le dispararon en la nuca y al otro en la espalda. Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso, admitió que él ordenó la ejecución.
Beato Sandro Dordi
Fue un sacerdote italiano de la Comunidad Misionera Paradisso que murió asesinado a manos de Sendero Luminoso, días después del martirio de los beatos mártires polacos.
En 1980, el sacerdote inició su servicio como misionero en el pueblo de Santa, cerca de Chimbote (Perú), que tenía presencia activa de los terroristas. Allí, evangelizó y alfabetizó a la población, promovió la revalorización de la mujer, construyó capillas y ayudó en obras de construcción a los campesinos.
Su labor no era bien vista por el grupo terrorista de ideología marxista, leninista, maoísta, pues no le permitía sembrar su “odio de clases” entre los pobladores.
Luego de la muerte de los sacerdotes mártires polacos, el P. Dordi dijo en su última Misa que los terroristas lo habían amenazado de muerte. “El tercero soy yo”, dijo a sus tres acólitos. El 25 de agosto de 1991, los terroristas lo secuestraron en Vinzos, y lo asesinaron con tres balazos en la cabeza.
Beato Pierre Claverie
El sacerdote dominico nació en Argelia en 1938, durante la dominación francesa del país. En 1981 fue nombrado Obispo de Orán (Argelia), donde sirvió hasta que fue asesinado por terroristas islámicos en la guerra civil en Argelia de los años 90.
El Prelado era un gran conocedor del Islam y luchó por acercar a cristianos y musulmanes, se opuso a la violencia y trabajó por la paz. Por esta razón, los extremistas lo asesinaron junto a su chofer en la entrada del obispado con un ataque bomba el 1 de agosto de 1996.
Los 7 beatos monjes trapenses
El P. Christian de Chergé, superior del Monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine, (Argelia) murió asesinado junto a otros seis monjes trapenses: Bruno, Christophe, Celestin, Luc, Paul y Michel, a manos de terroristas islámicos durante la guerra civil en el país en la década de 1990.
Los siete monjes trapenses tenían entre 45 y 82 años, y ofrecían servicio médico a los pobres en el monasterio. Pese a que los terroristas comenzaron a perseguir extranjeros, en especial franceses, y a los cristianos, los monjes decidieron quedarse a servir a su pueblo.
En 1996, los terroristas islámicos los secuestraron y meses después, anunciaron que los degollaron. El asesinato es considerado uno de los más sangrientos de la guerra en el país, pues sus cabezas aparecieron el 30 de mayo de ese año, pero sus cuerpos no se encontraron nunca.
Los extremistas también asesinaron a 10 personas que dieron su vida por la fe en Argelia, entre ellos, las misioneras agustinas españolas Caridad Álvarez y Esther Paniagua.
Con la redacción de Cynthia Pérez, vía ACI Prensa