El Presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos no representa, salvo a sus amigos más cercanos, a nadie dentro de las Fuerzas Armadas. Juega por sus colores y no tiene mando real, de allí que es una falacia esparcida por la izquierda parásita aquello de la imaginaria “militarización del régimen”.
Tampoco es un hombre de muchas luces y recto proceder. Por ejemplo resulta inaceptable que sostenga que “no se necesita análisis científico de la data para tomar decisiones que permitan frenar la pandemia”. Oiga si hasta para lanzar un pequeño obús se requiere hacer una operación para determinar la parábola del proyectil, ¿Cómo es que para impedir la muerte ya de más de 50 mil peruanos se puede actuar empíricamente?
Ante la falta de capacidad intelectual, el fin de semana han vuelto a la fórmula de la densidad comprimida: por cada día de represión (o compresión social) social le siguen por los menos tres día de crecimiento matemático, sea por necesidad de supervivencia o por agotamiento. De modo que ya veremos cómo la curva se dispara nuevamente con más y más casos de Covid-19 inducidos por la torpeza gubernamental.
Pero las torpezas son peores: el régimen quiere paz y sin embargo Vizcarra le manda una cartita, encima mal escrita, a los niños peruanos buscando su apoyo. ¿Está por debajo de la retórica y llegando a la demencia? Él, principal responsable de la pésima gestión de la pandemia, permisivo con el saqueo y con 49 denuncias que deben ser su pase de palacio a la cárcel, ¿Se atreve a meterse con nuestros hijos?
Y la hasta hoy respetable Pilar Mazzetti, cómo puede contestar que las cosas serían peor si no se hubiera reaccionado bien a tiempo. Ella estuvo en el equipo desastroso de Zamora, sabe muchas cosas que incluso la prensa genuflexa ha filtrado, como no contestar siquiera el correo electrónico mediante el cual Israel donaba gratuitamente plantas de oxígeno.
Cuidado, ser leal a un cargo no implica desbarrar y ocultar crímenes porque puede terminar como cómplice.
Y por último, aun con antipatía contra Cateriano se esperaba que éste diera mayor énfasis a la reactivación resucitando de inmediato proyectos mineros. Martos nada, sigue hablando tonteras sobre la fundamental inversión pública. Desde juramentación, salvo medidas represivas contra el pueblo, ¿qué ha hecho? Nada. Y así seguirá hasta el término de este gobierno, porque la capacidad no se inventa.
Nota de Redacción.- Hugo Guerra escribe también en @ExpresoPeru y sus columnas aparecen todos los miércoles.