Lo repetiré siempre aunque les moleste a los burócratas del Ministerio de Economía y Finanzas y a los engreídos de sus eventos privados pagados con dineros públicos: No cotizamos para UNA sola pensión, sino para varias pensiones. Una de ellas es la de jubilación, las otras son las de sobrevivencia (viudez, orfandad, universitaria, para los padres, invalidez). Todo eso se paga cada mes de aportes previsionales (no es redundancia, debe decirse así).
La de jubilación es para el final de la vida laboral formal y deberíamos poder, si podemos y lo deseamos luego, tener nuestra pensión de jubilación y percibir un salario por seguir trabajando. Eso solo ocurre si estás en una AFP, pero si estás en la ONP hay muchas barreras que no lo permiten. ¿Sabías?
Ahora bien, las pensiones de sobrevivencia se crearon para tener un paraguas, una cobertura en nuestro beneficio y de nuestros familiares directos, hasta antes de la jubilación. Te generan un derecho desde tu afiliación, hasta el segundo previo a tu jubilación. ¿Te lo explicaron?
Es por eso que ahora te comento sobre la increíble multiplicación de proyectos, propuestas e iniciativas legislativas para modificar normas de trabajo y referidas a los sistemas de pensiones.
Siguen en avalancha, tanto en el Congreso de la República -que nadie sabe si existe-, como en las redes sociales y por supuesto, en los medios afines al gobierno, usando como voceros y defensores a ultranza, a los narradores de noticias que fungen de periodistas.
En realidad, están dirigidas las propuestas con sentido casi impositivo, pero sólo hacia el sistema privado de pensiones, cosa rara, cuando el sistema nacional está en quiebra, cosa extraña, cuando el sistema de entrega bimensual Pensión 65 hace agua por todos lados, cosa aún más inquietante.
Vemos en este escenario que una de las iniciativas de los congresistas, fiel copia del informe que emitió una denominada Comisión de Protección Social del gobierno –que presidía el jefe de la quebrada ONP, paradojas del frecuente desatino-, quiere establecer por ley una pensión universal fija, que sería equivalente a una remuneración mínima vital como segundo objetivo, ya que al inicio –lo temporal se hace permanente en el Perú por si acaso-, al inicio sería equivalente a 125 soles al mes.
Eso se llama el sueño del imposible porque ahora es insostenible darle a todos los mayores de 65 años una pensión equivalente a la remuneración mínima vital, mientras el modelo económico no se fortalezca, mientras la recaudación tributaria siga apretando a los mismos contribuyentes de siempre, mientras la informalidad no se incluya en el progreso y desarrollo del Perú, mientras sigamos gastando y botando el dinero en tonterías como la Refinería de Talara o pagando a los sinvergüenzas de Odebrecht para que ellos después “nos paguen”.
Volvamos al tema. Al margen de la idea que les comentaba, que puede ser interesante para muchos que se quieren conformar con tener como pensión esa cifra de 125 soles al mes, que puede variar hacia abajo en cualquier momento, suspenderse si faltan recursos o caen los pagos de nuevos y mayores impuestos, o por una simple decisión del gobierno hacerla desaparecer si las cosas no van bien, no he encontrado hasta el momento un estudio financiero y actuarial que demuestre la sostenibilidad de esa iniciativa legislativa.
Las leyes provenientes del Congreso y desde el propio gobierno, deben tener sustento, sino son puro cuento. Bueno pues, el cuentazo es que la mediocridad hoy se traduce con leyes desde el Congreso y desde los escritorios de algunos burócratas del gobierno.
Veamos dos escenarios. Primero, el derecho de tener una pensión de jubilación que sea lo que uno aspira como ideal a recibir en forma vitalicia en base a su esfuerzo y su trabajo, su ahorro individual y su nivel remunerativo. Esa pensión ideal se debería lograr en una AFP si es que las AFP y la Superintendencia de Banca y Seguros actuasen en un mismo plano de servicio, educación, información y búsqueda de los mejores resultados financieros para los Afiliados y sus potenciales beneficiarios.
¿Eso ocurre? Desde hace unos años no sucede, cada uno baila en su soledad y tranquilidad, porque –hay que decirlo- los dueños del capital no nos interesamos más que en tiempos de problemas o intenciones político-electorales, pero en los casi 27 años de vigencia del sistema privado de pensiones, apenas en 14 ocasiones (no en 14 años) han habido quejas fuertes, algunas protestas, muchas voces exigiendo lo que nunca habían pedido: transparencia y resultados.
Por supuesto no es una excusa ni una justificación nuestro desinterés anterior para explicar el atropello, eso no va por ningún lado. Pero tampoco es una puerta abierta para que la demagogia y el populismo destruyan lo que funcionaba mejor que la quiebra del sistema nacional de pensiones.
Tampoco es para que digan: ah! Si te roban menos ¿Qué siga todo en beneficio de las AFP? No es así. La verdad ante todo. Ni una AFP ha robado ni un solo centavo a nadie, sino ¿Porqué no existe ninguna denuncia en 27 años? ¿Porqué los Fondos están allí en decenas de instrumentos de inversión comprobables? En cambio ¿Dónde están los miles de millones que la ONP debería tener para el pago de pensiones? Pongamos todo en su nivel sin dejar en ningún momento las responsabilidades de cada quien. No por criticar algo, se destruye todo.
Veamos ahora el segundo escenario, el que debería darte el derecho de tener una pensión, en base a tu esfuerzo de trabajo, tu aporte mensual y la decisión del Estado. Esa pensión depende de cada gobierno –no del Congreso-, es el sistema nacional de pensiones y se sujeta a decisiones políticas.
¿Cómo funciona eso? Debo esperar que el Estado decida y fije la pensión, que desde hace muchos años fue en las jubilaciones, de un rango entre 415 soles hasta 857.36 soles teniendo como mínimo 20 años de aportes efectivos y como mínimo también, 65 años de edad. Recién el año pasado se subió ese rango a 500 y 893 soles respectivamente, aún una cifra inferior a la Remuneración Mínima Vital. Pero los pensionistas de invalidez, siguen en menos montos, los de orfandad muchísimo menos y las viudas, mejor imaginen ese drama ustedes porque cuesta entender que alguien se ampare en su difícil realidad, porque una viuda percibe casi el 50% de lo que recibía su esposo.
¿Los recibos de agua, luz, arbitrios municipales, el precio del pan o el aceite, los pañales o la tarifa que pone un taxi o el ómnibus, también se rebajan en un 50% para los que son viudos, huérfanos, inválidos? ¿En eso no piensan los científicos sociales que estudiaron en Harvard o Stanford con becas de nuestros impuestos?
Decir, afirmar un sueño sin evidencias positivas, no es verdad, aunque el sueño sea en realidad una pesadilla. De eso se trata el populismo, hacer soñar sin decir la verdad, engañando y muriendo cada día más.
No es posible establecer una pensión universal ni privada ni pública, diciendo que es digna o justa, trabajando o sin hacerlo, cotizando o sin hacerlo, sólo para obtener votos y destruir la economía de una nación y sus ciudadanos.
No nos dejemos engañar por ilusiones temporales, que al final, significan pobreza para todos.
Reformar o reestructurar los sistemas de pensiones es un imperativo, de eso no hay duda. Pues entonces, a debatir propuestas sostenibles, no promesas electorales.