Nada es imposible en un mundo donde no existe equilibrios, donde la razón se puede envolver en la sinrazón y hacer que nos parezca todo lo contrario. Por ejemplo, un político agresor de mujeres, un misógino y energúmeno que aparenta hasta una sonrisa de vez cuando, es fácilmente cambiado a los ojos de los ciudadanos presentándolo como un humilde hombre que no sabe hablar bien, alguien pobre que ha logrado avanzar en su vida, pero no en una normal, sino en una llena de mediocridad, un don nadie que ahora es un don algo porque los votos se lograron atraer hacia su partido y con eso, logró el salto, el trampolín a la fama.
¿Pero y el daño que hizo antes? ¿Las mujeres agredidas, tanto ayer como ahora, pasaron al olvido? Lamentablemente sí, y en esa deconstrucción de la realidad envuelven, ocultan las relaciones de esa persona negativa con grupos extremistas que han hecho del terrorismo, el camino de los comunistas hacia el control total de nuestras libertades y la destrucción de todo atisbo de democracia.
Minimizado, enanizado incluso por otros enanos mentales, uno de los cuales hasta tiene un pasquín como vocero de alquiler cambiante cada cierto tiempo, el victimario es hoy un muñeco de “colección” que se une al acomplejado de sombrerito pegado en la corteza, en el techo vacío de ideas.
Dicen por eso que Puka y Piter son como dos mascotas del camarada Vladi, el verdadero jefe de la organización cuyos alfiles, como Goyo y Antauro, Aduviri y la larga lista de cerronistas esparcidos en puestos públicos, tratan a diario de hacer muy simple todo, diciendo lo que van a hacer, como acostumbrando a la gente a reconocer que “siempre lo afirmaron, aunque ahora nos están ajusticiando”, algo por demás irracional y manipulador al extremo.
Cuando a una persona le repiten durante varias semanas completas la misma letanía, la misma secuencia, y le dan y le dan al mismo discurso, comienza en el cerebro una costumbre automática que lleva a que sea parte de lo “normal”. Y de la misma forma, si la economía y la inseguridad angustian a las familias, a las pequeñas empresas, a las clases medias sobretodo porque ven en el retroceso de su condición un peligro inmediato, entonces se desvían los comentarios aumentando la sinrazón, como por ejemplo, que se hable del vestido o el ropaje de la esposa del presidente, o se siga mencionando el sombrero que usa como parte del camuflaje sobre la ineptitud.
La sinrazón hace que se hable de estupideces, se discutan las estupideces, se trate de argumentar las estupideces y entonces, en redes sociales, en casa, con los contactos, hasta sesiones de zoom se invaden de “teorías del sombrero” o de “como así se viste la primera dama” y para eso, sobran los expertos analistas políticos que ahora son reemplazo de Vanity Fair, de Vogue y las telenovelas turcas también.
Las señales que se sueltan se llaman el teatro del absurdo, y la gente reconvierte el absurdo en el debate de portada, la prioridad, donde ya no es teatro sino realidad. Y así, te olvidas del precio del aceite, o del gas, de todos los alimentos, de los servicios, la cuota del colegio y los combustibles.
¿Se puede ser manipulable? Sí, y para eso trabajan los servicios de inteligencia en diversos escenarios, en muchas formas de aplicación de sicosociales segmentados. En eso, y en otras cosas más, el G-2 de Cuba tiene mucha experiencia… y los medios de comunicación están sirviendo gratis al imperio comunista que quiere tener una base de operaciones estratégica en el país.