De tanta bondad y amabilidad, ya perdimos muchos compatriotas y la paciencia. Eso que no ven los que gobiernan (Ministerio del Interior, PCM, etc.) y nos está cansando más de lo que uno puede soportar, aún a sabiendas que del montón que vinieron, una resma es la contaminada. No se trata de cólera o rechazo, porque los tenemos bajo nuestro cuidado, pero nos matan, caso perdido. Estamos sometidos al mismo cuento de toda la vida… “los peruanos son buenas gentes, bien tontos, aprovechemos”.
De esa forma, algunas organizaciones internacionales de derechos inhumanos (las de los delincuentes) se nos echan encima cada semana, exigiendo -esa es la palabra que usan esos miserables, exigiendo- que le demos salud gratis, educación gratis, viviendas con facilidades y además, “bien” implementadas a dos millones de personas que no son peruanas. En el colmo de este abuso extranjero sobre lo nacional, ahora quieren que les facilitemos el acceso a nuestros programas sociales de apoyo a la maternidad, protección infantil, becas de estudios escolares y universitarias, inclusión en equipos deportivos y hasta pretenden que les demos pensión de jubilación. Es el colmo, una cosa es la solidaridad que a nadie se debe negar, y otra cosa es el abuso, la sinverguenzería y la prepotencia de gentes que usan la excusa de la dictadura de izquierda en su país (chavismo, socialismo, comunismo) para acomodarse en nuestras tierras, invadir nuestras propiedades, atentar contra la tranquilidad ciudadana e imponer la criminalidad de extorsiones y sicariatos como método de miedo.
Dicen que aquí hay xenofobia. Diremos que ellos son el crimen extremo. Dicen que aquí somos racistas, diremos lo que ellos dicen de nuestras madres e hijos. No se trata del cuento de unos y la novela de otros, sino de la verdad: Este es nuestro país, nuestro suelo, nuestro aire y nuestro mar. Nadie puede ni siquiera atreverse a pensar en quitarnos algo de lo nuestro y menos, la vida de un niño, de un joven, de una madre de familia, un policía o un trabajador peruano.
Nuestras Leyes son para su debido cumplimiento, sin excepciones ni lamentaciones. Si no les gustan, se pueden ir por donde vinieron, aunque nunca devuelvan lo que les dimos: Libertad.
Imagen referencial: Libro venezolano “Y salimos a matar gente”, Investigación Sobre El Delincuente Venezolano Violento De Origen Popular (Colección textos universitarios). “Dos (2) tomos, que recogen novecientas páginas nos presenta el Centro de Investigaciones Populares (CIP) para dejar constancia de la investigación más sustancial que se ha realizado en Venezuela en los términos del conocimiento comprensivo del mundo de vida popular del delincuente venezolano”