Seguramente lo conoces en una de sus interesantes facetas como amigo, profesor, conferencista, entrevistado o entrevistador, inspirador, tipo bueno y correcto diciendo lo que piensa porque antes lo ha analizado con sensatez y tenacidad y tiene una respuesta válida y razonable. Quizás a Miguel Ferré te lo han recomendado para escucharle porque sabe expresar esa idea que nos falta, esa necesidad de propuesta que nace de reflexiones directas, ese diálogo que nos negamos a construir, sin tantos rodeos ni buscando aplausos.
Este peruano distinguido que hace tiempo es más peruano que cuando vino de España, es de esas personas que se siente en el cariño y admiración al solo verlo luego de tiempo de haberlo conocido; y los que lo escuchamos y observamos más de cincuenta años seguidos, pues lo sabemos y nos enorgullecemos.
No conozco nadie que no le admire, poquito o demasiado. Conozco muchísimos que le aprecian inmensamente. Podría decir que hay historias familiares de gratitud como testimonio de los que les cuento. Uno de esos extraordinarios avales, es el mío, junto a Mario, mi padre y mis hijos, Valeria y Patricio, tres generaciones heredando una amistad extraordinaria con Miguel, cada uno en forma independiente y con los cuatro de forma conjunta.
Quiero contarles un poco de Miguel, aunque lo sepan. Miguel fundó el famosísimo PAD de la Universidad de Piura, allí donde van los que quieren ser mejores, para servir a más y mejores personas. Convirtió el desierto de las iniciativas, en la fecundidad de las propuestas con enfoque empresarial, visión y misión, principios y valores, estimulando virtudes.
No les detallo el curriculum vitae de Miguel, que, siendo impresionante, es inferior a su calidad humana y el talento que lo distingue en humildad, porque esa humildad es la que se convierte en un imán de gentes buenas, para hacer cosas buenas por el Perú.
Un gran ejemplo es el CARD, Centro para la Investigación Aplicada y Desarrollo, un motor de identidad nacional donde empresarios, periodistas, profesionales de diversas especialidades, académicos, investigadores y expertos en todas las áreas posibles se encuentran, discuten y proyectan soluciones integrales, sostenibles y motivadoras para no detener el camino al progreso y desarrollo del país. El CARD tiene el Programa de Realidad Nacional, donde puedes ser condiscípulo con el CEO de una gran empresa o una PYME, con un político correcto -que los hay, no lo dudes-, con el gerente de una compañía transnacional y ese periodista que lo lees, escuchas o ves cada semana comentando el acontecer nacional, ya sea en televisión abierta, una radio, periódico o las redes sociales, donde Miguel Ferré es seguido intensamente.
Fíjense pues. Para la excelencia en la vida profesional, en el trabajo, construyendo el encuentro de muchos con el rostro de todos, simplemente hay que ser como Miguel, que seguramente será Santo cuando hagamos memoria de sus buenas intenciones por cada uno de nosotros y de muchos otros.
En virtud a ello, quise escribir esta columna que refleja el cuerpo de mi amistad, porque Miguel Ferré representa la sabiduría de la sencillez y el liderazgo posible.