Minería, pesca, agroindustria… tenemos lo mejor del mundo, con pésimos gobiernos

"Los empresarios e inversionistas peruanos destacan a nivel mundial por su valentía al emprender retos de gran proyección internacional"

Hace muchos años, la frase “Vale un Perú” era un sello de distinción a nivel mundial, que nos reconocía como un espacio de riquezas incalculables, de talento inimaginable, de proyección incontenible.

“¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda. ¡Vale un Perú! Y las naves lleváronse el metal; pero quedó esta frase, magnífica y redonda, como una resonante medalla colonial”. Así escribió el poeta peruano José Santos Chocano. Y del mismo modo, si uno busca en Wikipedia, puede encontrar entre otras frases o comentarios lo siguiente:

“Vale un Perú es una frase en español que ha llegado a simbolizar un asunto de gran valor. El término se originó en la época colonial del Virreinato del Perú, y todavía se usa en varias partes de América Latina. Los colonos españoles crearon la frase para describir las profundidades de las riquezas del Perú”.

Inclusive podemos adentrarnos en las expresiones de nuestro idioma de adopción, donde la frase ‘Vale un Perú’ es considerada por la Real Academia Española (RAE) como una expresión de gran valor, de inmenso  potencial, algo maravilloso ,sea un logro, un descubrimiento, el valor de las cosas más preciadas.

Esa frase se puso como definición popular hasta en el ámbito deportivo cuando el fútbol peruano y el vóley femenino rebosante de mayor peruanidad eran dos símbolos de lucha, poderío y garra, al decirles a nuestros representantes que cada uno “Vale un Perú”. Y así lo decía la gente en familia, durante el trabajo, en las reuniones y en el transporte público al ojear un diario. Así se escribió en el alma y así se relataba en los medios de comunicación.

Es más, un gran escritor conservador peruano, Ventura García Calderón, publicó el año 1939 el libro “Vale un Perú”, un maravilloso reflejo de la tierra que llevó en sus venas. Pero además, “Vale un Perú” es una frase de profundidad tan grande, que el propio Víctor Hugo en su monumental obra “Los miserables”, coloca en el diálogo entre Monsieur Guillenormand y Marius sobre las cualidades de la bella e inteligente Cosette, que ella “Vale un Perú”, algo magnífico, deseado, irreproducible, maravilloso, extraordinario.

Hoy sin embargo, “Vale un Perú” casi no se dice, casi no se menciona, porque hemos sido envueltos en otras palabras o “marcas” que en vez de reivindicar y revalorar lo que nos ha distinguido en la historia, pretendieron crear otra narrativa, constituyendo un grave error publicitario sobre un legado del mundo hacia el Perú, porque la marca Perú, es y debe ser “Vale un Perú”.

Vemos a pesar de ello, que aumenta el desprecio y el olvido desde el Estado con sus sucesivos gobiernos, al valor de lo que los demás dicen sobre nuestra fabulosa Patria, es decir, esas nuevas frases al estilo politizado de “el Perú primero”, que no sirven de nada para decir o significar un “ejemplo” ante el mundo y por eso se han disuelto ante la opinión ciudadana los disfuerzos de reemplazo, en el pequeño tiempo que sus creadores -políticos-, gastando millonarios presupuestos, trataron de imponer como sus frases de campaña o slogans nacionales.

Miren amigos y no amigos:

Los empresarios e inversionistas peruanos destacan a nivel mundial por su valentía al emprender retos de gran proyección internacional. Por eso tenemos una minería interminable, envidiable y del mayor valor y necesidad, una pesca inagotable porque es renovada en base al respeto de sus volúmenes, agroindustria que conquista las extensas tierras que se hacen aptas con solo escogerlas… tenemos los mejores talentos y brazos del mundo, poseemos la ambición de crecer y estar con nuestras familias, pero nos condena una misma realidad, hoy calamitosa, desagradable, vergonzososa: que todo lo que somos y podemos ser, nos hace depender siempre de pésimos gobiernos, plagados de ladrones, mediocres, estafadores, políticos corruptos y criminales.

Eso es lo que debemos enfrentar, eso es lo que ahora nos oprime y exige derrotarlos. Y para hacer que esas páginas negras cambien, tenemos que reconstruir instituciones urgentemente, una tremenda tarea, actual, de gran responsabilidad, frente a la que nadie debe negarse porque “Ahora, es la hora”.

Luchar por la Libertad y la Democracia, “Vale un Perú”.

 

 

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