Detestar a las mujeres es una señal que envalentona a los comunistas cuando suben al poder y mucho antes también, ya que en las estructuras políticas que toman decisiones, es mínimo el rol y la presencia de mujeres que combaten y asumen cargos dirigenciales de importancia. Eso lo vemos en sindicatos, federaciones de trabajadores, colectivos y mesas de acción por la conquista de derechos ciudadanos fundamentales y de poblaciones excluídas, como las amazónicas o andinas.
La aversión obsesiva hacia las personas homosexuales es otra señal terrible de los comunistas o como quieran que se llamen ahora, ya que cambian a cada rato de marcas comerciales para hacerse los rosados siendo rojos. Odiar, insultar, perseguir, incomodarse frente a una persona que es homosexual, se ha vuelto una obsesión marxista leninista y la hacen efectiva postergando o limitando derechos, impidiendo el trabajo voluntario de comunidades que aspiran a sentirse libres y amadas.
Y por supuesto, ser antifeministas pero dando la impresión contraria, es la señal más fuerte de las izquierdas comunistas que reprimen las conquistas y hacen una burla y caricatura de las mujeres que defienden su integridad corporal, sentimental y aspiracional. No pueden, según los ultraizquierdistas que nos gobiernan, no pueden las feministas tener cuotas de poder, no pueden ser voceras de nada, no deben ocupar escenarios donde se determinan decisiones.
En esas tres señales clarísimas, ofensivas, degradantes y alucinantes por cierto, se encuentra el país con un gobierno que ha reunido expresiones de odio y violencia en sus representantes, al extremo que ni siquiera responden por el desequilibrio en las cuotas de género: un gobierno machista.
Por eso decimos que la misoginia, homofobia y antifeminismo han crecido, se han legitimado y expandido oficialmente en un gobierno de ultraizquierda que ha juntado por intereses mercantilistas a colectividades incendiarias, cuyas agendas van en contra de los objetivos del progreso y el desarrollo.
Las horas de lucha se van a volver intensas en los siguientes meses, porque no se puede dejar pasar tiempo frente a la contínua violación de nuestros derechos fundamentales, de todos los peruanos, sin exclusiones.
El gobierno tiene que cumplir con mostrar y juramentar un amplio gabinete paritario, de consenso, que respete la Constitución Política del Perú y que permita a las minorías tener participación en la tarea nacional de construir oportunidades para todos, porque de lo contrario, las justificaciones para la vacancia no serán solamente un grito de oposición, sino una exigencia nacional en unidad, por la Libertad.