Las izquierdas del odio, los “nuevos rostros” del marxismo leninismo, del maoísmo e inclusive del criminal pensamiento “Gonzalo” -o sea, las locuras de la ira de Abimael Guzmán y el partido comunista Sendero Luminoso-, han adquirido una larga estrategia y comportamiento de reconversión hacia los ciudadanos, suavizando sus asesinatos, victimizándose en todos sus sanguinarios delitos, cubriendo de discursos algo religiosos sus letanías a la muerte. No son lo que fueron, eso dicen.
En esta forma de volver a presentarse, las izquierdas del odio, los colectivos socialistas, marxistas, caviares y progres, los aburguesados y convertidos en escalones de empleados públicos militantes y activistas del nuevo lenguaje para la nueva forma de llegar a tomar el poder, no han escatimado acusarse entre sí (entre ellos mismos cada día) para luego, juntarse en el perdón y olvido, cediendo sus mentiras y creando una nueva ilusión. Y si el poder es una ilusión, las armas de su captura van por la educación escolar y universitaria, fabricando fanáticos de la violencia que ahora, va en palabras, descréditos, acusaciones inventadas, rechazos a todo lo que sea principios y valores.
La “toma” es de los medios, las iglesias, la academia. La guerra popular del campo a la ciudad, es infiltrarse en el Estado para destruirlo desde adentro, usando sus estructuras para desacreditarlo (desinstitucionalización) y hacer que los ciudadanos “piensen mal, de lo que está peor” (por provocación, quiebre, aniquilamiento, subversión del orden). Y como la corrupción e impunidad se han convertido en leyes, y como la defensa del crimen y las conspiraciones tienen los elementos financieros en abundancia (vía ONGs, lavado de activos y extorsiones legitimadas), avanzan las izquierdas en el fin de la sociedad que conocemos herida y que subsiste a duras penas, como la Ley que amparaba a las víctimas, como las democracias que se derrumbaban y volvían a surgir, como la Libertad que no podemos perder bajo ninguna circunstancia.
Las izquierdas del odio y sus operadoras desde el sillón de la controversia y la maldad, la mentira y la perversidad en cada palabra y texto que cuelgan en redes sociales, se están desmoronando y a la vez, jalando al hoyo del fin de los Derechos Humanos, a los que por ignorancia, dejadez y absurda tolerancia lo permiten.
¿Qué se debe hacer? No obedecer al odio de las izquierdas, rechazar el odio activista y defender la Libertad.
Recuerda que las izquierdas son como una droga social, te parecen controlables, pero destruyen tu vida.