Dos grandes escenarios son los que mueven el temor ciudadano hoy en día: lo que va a hacer y está haciendo el gobierno que preside la señora Boluarte en medio de muchas presiones, y lo que van a hacer y están haciendo las izquierdas radicales y los caviares que estando dispersos, son más agresivos que cuando forman un solo puño de ataque (porque son tan inoperantes y caudillistas, que eligen a los peores para dirigirlos y eso ocasiona más errores y retrocesos cuando no hay liderazgo unificado).
El péndulo está, en el imaginario popular, entre Dina y los dinamita. Pero no vemos, no observamos, no leemos, no escuchamos y no volteamos la mirada para entender que “eso” –el péndulo-, es lo que nos quieren hacer creer que es la fotografía del momento, la de ahora, cuando en realidad la política no se mueve por escenas inmóviles, sino por una película que se sigue rodando (entonces, hablemos de la película del momento).
En la puesta en escena está el gobierno y a un lado hay zonas de reparto, más que actores o actrices de reparto: el Poder Judicial, el trío electoral corruptible (Jurado nacional de elecciones JNE, el registro nacional de Identificación y estado civil RENIEC y la oscura oficina nacional de procesos electorales ONPE), el indefinible Congreso de la República (inundado de incapaces e impunes) y una serie de elementos de presión como las oenegés, medios de comunicación, algunos grupos sindicales de capa caída y en mínima forma, los gremios empresariales y colegios profesionales que no se ven en el espejo de la realidad para hacer valer su peso y voz (pero este asunto es para otro artículo por ahora).
¿Porqué no he mencionado a los gobiernos regionales y gobiernos locales? Porque van de salida y sus reemplazos, salvo excepcionales circunstancias, han estado en silencio y observando antes de su juramentación, ya que su legitimidad está por congraciarse en los siguientes meses con sus electores y no con el gran poder central de la nación. Además, el desprestigio de ambos grupos de poder local es tan o más grande que el observado hacia el Congreso (allí hay un tema por explotar en cualquier momento, adicional violencia local y adicional reclamo regional contra sus propias autoridades).
Como podrán notar, este es un sancochado perfecto, donde no hace falta ningún elemento distractivo: es una cuerda floja en la que la señora Boluarte va a tener que balancearse y si ve que resiste “llamar a un aliado más” en el camino, si es que los que ahora la sostienen no le cortan la soga o el cuello.
Politicos de izquierda más racional que gobiernan y han cedido algo a ciertas expresiones de centro, por el momento, hasta calmar un país que estaba por arder y fue controlado temporalmente. Pero ese tiempo se agota rápido si no se pone contra las cuerdas a los golpistas del comunismo, a los terroristas de las agrupaciones violentas que van causando más de 25 fallecimientos y a los que hacen propaganda contra el país desde algunos medios de comunicación y las redes sociales.
Estemos más que alertas porque el Perú reclama una Navidad y un Año Nuevo 2023 sin terrorismo y sin bajar la guardia.