Las categorías morales están ausentes en la teoría y práctica de las izquierdas del odio, se nota esa falta de relación entre un discurso de 364 días de supuesta solidaridad y combate por los más pobres, por los sindicalizados, por los pueblos que buscan construir una esperanza y conquistar sus caminos, para llegar al día más apreciado en el corazón popular y automáticamente desaparecen los dirigentes y las dirigentas de las izquierdas del odio, para dedicarse a gozar de sus colectas y subvenciones, cuotas y yapeos, dicen que de robos y asaltos a la buena voluntad, también.
Prácticamente todo el año gritan por reivindicaciones para otros -para las masas-, anuncian supuestos y negados “sacrificios” que nadie constata, lloran teatralmente ante las cámaras de TV y los flasches de los fotógrafos que ya saben que es puro show montado eso de las izquierdas “en entrega al pueblo”.
El conmovedor cuadro de absurdos que pintan con sangre de sus víctimas tiene un vacío esperado durante las fiestas de la Navidad y el Año Nuevo, días sagrados para el bolsillo y el trago espumante de los lideres y lideresas de la nada (de la izquierda del odio) que evidencian su bipolaridad en unos días, frente al comportamiento que dan en la escena política todo el año.
Hoy y hasta fin de año y un poco más, desprecian al pueblo “que no sale a las calles, que no participa, que no entrega a sus hijos e hijas a las balas de la represión que alimenta nuestros votos futuros y dineros presentes” y con eso, con frases como esa, queda demostrado que sin las víctimas y manipulados del pueblo, terminan los privilegios y placeres, obtienen menos ingresos las decenas de partidos políticos de izquierda racista (izquierdas “académicas” que carecen de obras de referencia y talentos de inspiración, izquierdas inútiles de oenegés y colectivos que no defienden los derechos humanos sino a los violentos y subversivos, izquierdas de “centros de desinvestigación” que sirven de alcancía de las remesas que les envían sus patrones del Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla o algun gobierno comunista enmascarado en progresía y revolución, izquierdas extremistas que son aliadas del narcotráfico y la extracción ilegal y contaminante de minerales).
Se repite como cada año, la vieja y constante costumbre racista de las izquierdas del odio, que se hacen las preocupadas del pueblo y hoy, lo miran de costado, como siempre. Esa es la izquierda que critica la Navidad pero se hace de gratificaciones y aguinaldos de Navidad, esa es la izquierda que se burla del Niño Jesús y estos días, se arrodilla ante la estatua de sus dioses en el odio, la corrupción, la agresión, la violencia y la impunidad. ¿Navidad y solidaridad? La izquierda no tiene sentimientos, es verdugo del alma popular.