Llega siempre tarde, propicia el retraso, el desorden, “la poca importancia” sobre lo urgente y prioritario. Es una persona innoble, carente de lealtad y ausente de valores; conspira y se anuncia como conspirado; no se rían, es cierta esta descripción. Trata a los demás como nadie quisiera ser considerado y acude –en consecuencia-, al espejo de las víctimas, al rosario de los que nunca rezan pero lo tienen colgado del cuello para algún día implorar misericordias.
Si alguien te pregunta: “¿De quién estás haciendo tan detallada descripción?”, la respuesta seguramente es que dirían que se trata de un Don nadie, o un Don nada, pero jamás pensarían que estás mencionando al presidente de tu país, al primer servidor público que debería estar dando ejemplo diariamente de una mínima capacidad de liderazgo, diálogo y sensatez. Pero no es así y lo lamentamos, nos duele, lo sentimos como una herida latente y una vergüenza presente que será difícil de borrar de las páginas de nuestra historia, porque lo nada útil, lo detestable, perdura en el tiempo, en nuestro tiempo.
Se han acumulado decenas de testimonios, evidencias y razones para procesar una y más vacancias hacia quien “personifica a la nación” (es vergonzoso escribirlo, pero así lo dice la Constitución). Se han juntado decenas de prontuariados, sentenciados y procesados para jurar y ejercer un cargo en el Estado, sea como ministros, vice ministros o lo que se les puso en el camino irregular a cambio de una montaña de dinero, en ausencia de una hoja de vida transparente que describa estudios, experiencia, honorabilidad y honestidad.
¿Es este el Perú que vas a dejar a tus hijos y a tus nietos? ¿No te avergüenza acaso? ¿Seguirás observando desde la comodidad de donde te ubicas, que se destruya tu hogar nacional, tu patria extraordinaria, tu historia fabulosa? No seas cobarde y levanta nuestra Bandera como lo hacen miles de hombres y mujeres que cada vez que se les convoca acuden a calles y plazas, o salen a las puertas de sus casas a gritar por una mejor democracia, por una mayor libertad.
La pelea es en las calles, en tu barrio, en el mercado y en la escuela, en el trabajo, la universidad, la combi y el camión. Es en todos lados, porque el cuerpo de la Patria ya no resiste y va a explotar contra todos.
No podemos seguir regalando nuestro país a una banda de incompetentes que están destruyendo el presente y derrumbando el futuro.
O es ahora, o no será nunca. Si nos unimos todos ahora, el abrazo de la Libertad será imparable. Si nos seguimos separando en la lucha, nuestras manos solamente servirán para una oración y un triste recuerdo.