Desde hace mucho tiempo se discute, mirando hacia afuera y no analizando hacia adentro -la realidad de cada nación y sus componentes culturales-, si el voto obligatorio es mejor que el voto voluntario y cuál de los dos está más relacionado con la Libertad de cada ciudadano y no si el derecho y el deber de votar, corresponden a una fortaleza del sistema democrático. Es decir, se habla de la participación en una elección para definir la naturaleza y el efecto de la obligatoriedad o sentido de orientación voluntaria como respuesta al debate y eso, no se ajusta a nada prudente, amplio y de consenso final, porque el punto de partida en sí es confuso, sino preguntémonos: ¿Es obligatorio el voto para que se justifique su legitimidad o debe ser voluntario para que se legitime el interés de cada ciudadano? ¿Participar es legitimar un proceso electoral? ¿No participar, legitima también al proceso electoral, porque si rechazo sin impedimento de la Ley, no estoy actuando en el marco de lo legal? ¿Para que existe entonces el voto en blanco o el voto viciado?
Como podrán notar, tanto hacia un lado como hacia el otro, existen argumentos, dudas, preguntas y opiniones que demuestran un interés hacia la toma de una posición final, pero hay que tener mucho cuidado con la realidad de cada nación, porque no es lo mismo la obligatoriedad del voto en Cuba y Corea del Norte, como lo es en Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Costa Rica, República Democrática del Congo, Ecuador, Egipto, Gabón, Grecia, Honduras, Líbano, Libia, Liechtenstein, Luxemburgo, México, Nauru, Panamá, Paraguay, Perú, Singapur, Tailandia, Turquía y Uruguay, por poner algunos ejemplos. Cada caso es diferente.
Y tampoco podemos poner en igual nivel democrático o desarrollo cívico a todos los demás países, sobretodo en un mundo tan convulsionado y lleno de definiciones contradictorias sobre palabras como Libertad, Democracia y justicia. Cada interpretación y significado es diferente.
“El voto voluntario es una práctica que, según un estudio del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA por sus siglas en inglés), más de 95 países alrededor del mundo utilizan para elegir a sus presidentes. En Latinoamérica, El Salvador es el país más antiguo en usar esta práctica y Venezuela el más nuevo al sumarse. Pero si cada vez son más las naciones que hacen del voto un derecho y no una obligación, el problema es que en algunas la abstención es cada vez más alta y preocupante” reseña una nota del diario La Segunda. La palabra más importante es que se trata de “una práctica”, no se dice de un derecho, o de un deber.
Y aquí viene otra discusión: ¿La mayor participación o la mayor abstención, legitiman la existencia del voto obligatorio o del voto voluntario? ¿Un derecho, un deber, dependen de cuántos lo ejerzan, de cómo lo apliquen? ¿La democracia y la libertad tienen una fecha en el calendario y el ir o no ir, el votar o no votar, es el combustible que hace que funcione o no una democracia? ¿Tan limitado es el debate?
En algunos países, el voto siendo obligatorio es una mascarada, ya que sólo se permiten candidatos únicos -del partido gobernante, generalmente comunista-, así que no hay competencia, no existe una alternativa, no hay opciones. Y si la Democracia es para que elijas a un candidato, esa votación es una pantomima. Y también, en algunos países se presentan tres y hasta cinco listas de candidatos, siendo el voto voluntario, pero todos los partidos son oficialistas, con lo cual el teatro del absurdo es mayor y resulta también una pantomima. Pero si les preguntas a los gobiernos de esos países, se dicen ser tan o más democráticos que cualquiera con el que se les compare.
Seamos más claros: sin educación nada funciona, nada tendrá un origen, proceso y resultado, una continuidad y sostenibilidad en el tiempo. Entonces, ¿Se educa para que participes en un acto electoral y esa supuesta educación es solamente el ir a votar? No se educa para construir instituciones, partidos, movimientos, agrupaciones que a su vez, eduquen en ideas, expliquen propuestas y fomenten el debate hacia el encuentro ciudadano? ¿Tan simple resulta la democracia que con emitir un voto ya funciona y además, sólo es necesario no ir para que se hable de una mejor democracia? No, no es así. Resulta absurdo reducir la Democracia al día de las elecciones.
No debería ser obligatorio el voto voluntario, no debería ser voluntario el voto obligatorio.
Seguiremos explicando.