Es increíble que teniendo de todo para ser lo que quisiéramos en nuestras vidas, como personas, familias, barrios, distritos, provincias y regiones, pero sobretodo como una sola Nación integrada, no podamos ver que eso sea posible en la realidad, porque hay una enorme red de mafias (aquí en el Perú no son castas, son mafias, son mini cárteles unidos en el odio, la corrupción y la impunidad). Y esas mafias que dicen estar enfrentadas entre sí, son la cueva de la más profunda hipocresía y maldad, porque son sucias y socias, son cómplices y son responsables que el país siga como está, a la deriva, sin presente digno, sin futuro ni esperanza.
Tenemos todo lo bueno y a todos los buenos, pero nos quitan todo, los que no son nada bueno. Ese es el centro de nuestro drama permanente: sabemos quiénes son los que destruyen, sabemos muy bien cómo es que hacen tanto daño, sabemos de dónde vienen y adónde nos quieren conducir para empobrecernos más y angustiarnos totalmente, pero nos falta el uniforme activo y militante de la unidad ciudadana para enfrentar y derrotar a los enemigos de nuestra Libertad.
¿Han observado por ejemplo, que ante los desastres naturales, ante el Fenómeno del Niño, frente a un hecho fortuito en su ocurrencia, pero que es previsible en cuaqluier momento, no tengamos ni una sola acción preventiva, que no estemos preparados sabiendo que puede venir? ¿Y qué ocurre? Lo de siempre, que nosotros los ciudadanos somos los que tenemos que ayudarnos y solidarizarnos para levantar a los que caen y perden sus casas, cultivos, emprendimientos y esfuerzos, porque no existe un solo gobierno al lado de la gente, porque el Estado se oculta, pero sigue cobrando sobretodo a los más pobres, a las clases medias, a las empresas privadas que siguen invirtiendo y no pueden crecer como quisieran, porque les quitan desde la política, todas las posibilidades de hacerlo.
Recesión por culpa y responsabilidad de la ineptitud en secuencia imparable de los gobiernos de Vizcarra, Sagasti, Castillo y sobretodo del actual y pésimo gobierno de la pareja presidencial Boluarte-Otárola, pero además, repito, el Fenómeno del Niño, decenas de miles de normas absurdas y contradictorias entre ellas, millones de peruanos sin pensiones de jubilación y de sobrevivencia (viudez, orfandad, ascendencia, invalidez); un país con mucho para pocos y poco para muchos. Un país degradado por las mafias de la política que ya tienen veintiseis o más organizaciones “listas” para las elecciones del 2026, preparando sus redes de corrupción “para agarrar lo que caiga”: desde una alcaldía distrital hasta el poder ejecutivo, el congreso, los gobiernos regionales los ministerios, embajadas, lo que se les ocurra con tal de tener sus alcancías llenas, vaciando el bolsillo ajeno.
No estamos preparados para enfrentar desastres naturales, ni desastres políticos porque no hacemos prevención (en todo sentido).