En el último “Debate de Contradicciones Políticas” que organiza una vez al mes la Fundación Minuto Digital junto al Instituto del Ahorro, se analizaron las variables que giran en torno a la denominada absurdamente como “toma de Lima”, que resulta ser algo así como varias movilizaciones efectuadas por muchos grupos de izquierda, con múltiples mensajes y demasiados protagonistas que no llegan a verse como líderes o dirigentes, sino como una dispersión de angustiados y desesperados perdedores de una vigencia temporal, de agrupaciones temporales con nombres también temporales, que son al final lo mismo: las izquierdas del odio en la búsqueda de algún espacio frente a la ciudadanía. Es decir, un triste cuadro de figuretismo cuyo guión es inentendible, improvisado y frustrante.
Tienen -esas izquierdas revueltas entre caviares y extremistas que adoran la subversión-, más de setenta organizaciones que dicen ser las promotoras y detrás de cada una de ellas, otras tantas que dicen ser las que han nucleado (terminología marxista) más de veinte incongruentes motivos para tratar de resucitar un discurso y movilización extremista que ya no funciona más, que se sigue perdiendo más, que se sigue rechazando en las calles, en las plazas, en las universidades y en lo que queda de los sindicatos que aún quedan como pantalla y nombre, no como vanguardia del obrero por ejemplo.
Ni una sola fuerza campesina organizada, ni un solo movimiento rural con plataforma de unidad, ni una sola central sindical con lucha permanente en defensa y promoción de los derechos de los trabajadores, ni un sólo representante con dignidad y respeto que se alce en nombre y representación del magisterio, ni un solo Colegio profesional que se sume a una escandalosa y agresiva convocatoria que no tiene unidad en su voz, porque no tiene voz. Esa respuesta, es la verdadera voz del Pueblo que rechaza lo que quieren las izquierdas del odio y que no por eso, apoyan a un gobierno y a un congreso que sólo dan verguenza pero, son fruto de los errores e imperfecciones de la frágil democracia que subsiste aún.
No queremos que la violencia y la insensatez sean el discurso de todos los días, como tampoco queremos que la corrupción e impunidad sean el otro lado d ela balanza. Simple y llanamente, tenemos que parar el odio, detener la violencia, impugnar las manipulaciones y proponer respuestas inmediatas.
Por eso decimos con la misma integridad y tenacidad de siempre y para siempre: No funciona la narrativa de la “toma” de nada (hecha con odio y violencia).
Imagen referencial, en Berfrois.com