Los mayores asesinos de peruanos, ya sean niños, jóvenes, madres, ancianos, padres de familia, obreros y campesinos, policías y militares, médicos y enfermeras, jueces y fiscales, periodistas y lectores, ciudadanos todos o en camino a serlo, los dos mayores culpables de la historia no pueden ser señalados como tales, porque “no se puede terruquear”, “no se puede opinar” sobre los criminales que la izquierda ha parido o se subieron al poder en una forma u otra, por la vía ilegal, por los caminos de la legalidad, pero en ambos casos, para matar.
En el Perú la criminalidad se premia, el robo se premia, los jueces que liberan delincuentes pueden ser los nuevos miembros de la más alta magistratura, todo es al revés y nada se corrige porque las correcciones se condenan, se castigan y se sancionan.
Hace 31 años, el sanguinario terrorista Abimael Guzmán cayó en manos del valeroso GEIN (policías del Grupo Especial de Inteligencia); con el jefe de los terroristas cayeron también cuatro mujeres integrantes de Sendero Luminoso: Elena Iparraguirre, María Pantoja, Laura Zambrano y Maritza Garrido Lecca, pero extrañamente, los familiares de estas subversivas, que usaron dinero de los mandos terroristas para comprar viviendas lujosas sobretodo en Lima, salieron del país en silencio y con absoluta impunidad a España, Suecia, Francia y Noruega (pronto les daremos sus ubicaciones y cómo “viven” ahora).
Y del mismo modo, TV Perú www.tvperu.gob.pe hace un importante resumen a tener en cuenta: “un grupo especial de policías integrantes del Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN) seguía muy de cerca los pasos del mayor genocida del Perú. Los Policías montaron diversas -y pacientes- estrategias de seguimiento y vigilancia en la vivienda de Surquillo. Uno de los indicios que confirmaron que estaban cerca del “cachetón” fue la presencia de medicamentos para la psoriasis en la basura, enfermedad que se sabía padecía -el terrorista sanguinario- Abimael Guzmán. Fue un sábado por la noche, que el GEIN o Grupo Especial de Inteligencia del Perú decidió entrar a la casa luego que los terroristas -o resguardo- en el momento que los cómplices subversivos Carlos Incháustegui y Maritza Garrido Lecca salieron de dicho inmueble y se triunfó con la operación Victoria”.
En una ocasión, Julio Becerra el conocido agente ‘Ardilla’ narró que cuando ingresó a la habitación del segundo piso “encontró a Abimael Guzmán sentado en un escritorio. De inmediato lo apuntó con su arma y le advirtió que si se movía, lo mataría. En respuesta, el genocida que no tenía reparos para disponer la muerte de miles de peruanos, le dijo cálmate muchacho y se mostró nervioso”.
TV Perú continúa el relato: “Fue así que el mayor genocida del Perú cayó en manos de la policía, hecho que fue catalogado como la captura del siglo. En la memoria de los peruanos quedó registrado el momento en que fue presentado al país y al mundo vestido con un uniforme a rayas negras y blancas dentro de una celda. Luego de años de juzgamiento a cargo de un tribunal militar, en octubre de 2006 fue sentenciado a cadena perpetua por delito de terrorismo. El 12 de setiembre de 1992 se detuvo a Elena Iparraguirre, segunda en el mando de Sendero Luminoso y también pareja del genocida Guzmán. Con ella se casó cuando ambos cumplían condena en prisión”.
Volvemos a nuestra opinión: “31 años después de la captura del segundo mayor criminal de la historia del Perú, después de Vizcarra, se castiga la verdad”.