Cuando uno lee comentarios en redes, escucha a la gente en la calle, externar su desencanto con lo que creen que es “capitalismo” y su anhelo por vivir en el socialismo para un oído crédulo, una mente poco inquisitiva, una persona que no conoce la Historia, e ignora los ejemplos en todos los continentes, es fácil decir “amén” a eso y aumentar su resentimiento. Vean hoy Perú, Chile, Colombia, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, México y se escucha voces así en Guatemala y en todo el Hemisferio.
No existe un sólo régimen de izquierda, comunista o socialista, en absolutamente todo el planeta dónde se haya eliminado la pobreza. No existe ni un sólo ejemplo donde la gran masa pobre y descontenta que los llevó al poder haya dejado de ser pobre. No existe uno en el que los líderes del movimiento que llevó al poder al partido si por las urnas, o al poder de facto, que no sean multimillonarios.
Hasta hace poco, pensaba que Mujica de Uruguay era la excepción. Ahora leo que si bien no es multimillonario como Chávez, Maduro, Fidel Castro y su familia, Daniel Ortega o los Kirchner, no es nada pobre. Muy astuto, todos sus bienes están a nombre de su esposa. Ella, que fue Senadora en el Parlamento Uruguayo por años, devengaba un salario de US$10,000, lo que en un año hace US$120,000.00 (equivalente a Q912,000.00 aproximadamente). Es legisladora desde 1995, fue Vicepresidenta de Uruguay del 2017 al 2020, y el sueldo era mayor que eso. O sea, pobres no son.
El negocio del poder es un gran negocio. Lo ha sido para los burócratas de todo el planeta. Vean a los Clinton, a los Obama, y muchos otros de ambos espectros, con el denominador común del oportunismo. Y Guatemala no ha sido la excepción.
La gente no sabe que por ejemplo Alvaro Arzú u Oscar Berger ya eran ricos antes de llegar al poder. Pero que se pregunten cómo Orlando Blanco vive en una mansión de Q7 millones, o cómo resultaron multimillonarios Sandra Torres, Pollo Ronco y Evelyn Morataya, Gustavo Alejos, Thelma Aldana, Gloria Porras, Iván Velasquez, Rigoberta Menchu y no digamos lo bien que ganan los activistas de izquierda sin trabajar.
Sólo sumen los miles de millones de Dólares vertidos en las ONGs y pregúntense que cambio han logrado. Dónde están esos miles de millones.
Por el contrario, está demostrado que es la libertad y un gobierno pequeño con reglas claras, lo que realmente saca a un pueblo de la pobreza. Hay pocos ejemplos en el mundo, pero existen. Vean Singapur o Nueva Zelanda. Con sistemas legales claros y concisos, imponen justicia sin politizar. La burocracia es mínima, y por ende, hay menos espacio para robar.
Ojalá los jóvenes se informaran y dejaran de apoyar movimientos que los llevarán a vivir como están los hermanos venezolanos o cubanos. El éxodo de Venezuela a Colombia, Panamá o Estados Unidos ha sido inmenso. Los cubanos siguen saliendo en balsas hechizas, enfrentándose al naufragio, con tal de llegar a lo que ven como un país más libre. Si Cuba y Venezuela son el ideal, ¿porqué su gente huye y deserta?
Los jóvenes tristemente son el futuro. De seguir como van, con contadas excepciones, el futuro que se nos viene es sombrío, para todos. Igualdad pero hacia abajo. Los que piensan que se quedarán con las grandes mansiones de sus patrones, debieran ver los ejemplos ajenos. Una vez en el poder, sólo los allegados al caudillo y al partido ganan. Los demás, ni papel higiénico tienen.