Para tener en cuenta lo que sucede, lo que vendrá y lo que podría ocurrir -magnitud-, primero se debe observar detenidamente el panorama vigente. En el Perú no existe uno, ni dos o más sistemas de pensiones, sino una ausencia gigantesca de acceso a sistemas previsionales y la vez, una mezcla confusa de administraciones del aporte individual de los trabajadores con fines de previsión social (que no es lo mismo que seguridad social en salud, por si acaso; hablamos de pensiones –varias- y de jubilación). No existe para el 70% de los trabajadores una esperanza previsional, mientras subsisten enredadas opciones que ilusionan, engañan y decepcionan constantemente a un 30% de trabajadores, del que sólo cuatro de cada seis alcanzan una jubilación pequeña o muy pequeña en comparación a sus remuneraciones promedio.
En esa mezcla y ausencia impuesta, se encuentra el sistema nacional de pensiones, que está en manos de la ONP (Oficina de Normalización Previsional), el sistema privado de pensiones, como dominio exclusivo de las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), la Caja de Pensiones Militar-Policial, que está circunscrita a los miembros de las fuerzas armadas y policía nacional y, sin ser una entidad previsional, Pensión 65 (cuya esencia es la asistencia social temporal) y por supuesto, también existe “nada”, que es donde terminan millones de peruanos… en nada, sin nada.
Ese es el escenario y además, tenemos otro componente: el contexto. Vivimos en medio de una democracia frágil, manipulada, dañada, sub utilizada, donde los comercios políticos (partidos) y múltiples colectividades de influencia (oenegés) y participación también de grupos de intereses y de presión (gremios y sindicatos), son los que deciden por los ciudadanos sin necesidad de preguntarles lo que desean o aspiran en sus vidas.
Por eso el contexto “es” algo que debemos aprender a leer, interpretar y rechazar cuando hace que toda la maquinaria descrita anteriormente nos rechace, a nosotros que la sufragamos. Por ejemplo, si validamos que el Congreso de la República es –debería ser- una institución legislativa, tendríamos que aceptar que sus acuerdos y resoluciones son fruto del consenso que busca lo mejor para el país, pero lamentablemente eso no es cierto ahora, como no lo ha sido antes, salvo excepciones que no desarman esta valoración objetiva.
Hoy nos enfrentamos a una “reforma del sistema de pensiones” que es cualquier otra cosa, menos una reforma y menos del sistema de pensiones. Vamos por eso a poner las cosas claras.
El primer punto, lo principal, lo más importante para iniciar un análisis y propuesta referido a las pensiones y de ellas, a las de jubilación, es que no se ha efectuado un Estudio Actuarial. ¿Saben los Congresistas qué es eso? No tienen ni idea, tampoco sus asesores. Entonces, no hay punto de partida.
En segundo lugar, no se ha efectuado un planteamiento financiero que tome en consideración los costos para desarmar lo que existe y las inversiones que se necesitan para armar lo que se quiere construir. No tienen idea –tampoco- que destruir el sistema privado de pensiones “cuesta” (a las empresas, a los afiliados, a los beneficiarios potenciales, a los pensionistas, al mercado de capitales, etc.) y que “edificar” la nueva propuesta, insostenible por cierto, también requiere incorporar, desarrollar, mantener y expandir sistemas, procesos, guías y métodos de ingreso y salida, selección y trámite documentario, control, auditoría, presupuestos, archivos, re- entrenamiento del personal y un enorme entramado que “cuesta” y ese costo, se va a cargar a los afiliados, a los trabajadores, que son los que siempre pagan por la ideas de los politicos y sus jefes.
Tercero y de gran impacto: esta “reforma” sólo se dirige a las AFP y no resuelve el enorme estado de crisis en la ONP, donde el déficit de fondos de pensiones públicas se sigue acumulando más, mientras se promueve esta absurda “reforma” carente de estudios actuariales, costos de implementación y definición precisa de la cobertura de sobrevivencia. No entienden los grupos políticos y los grupos de interés mercantilista que la afiliación compulsiva no genera pensiones y es insostenible en el tiempo, como lo vamos a probar nuevamente.
En la ONP están afiliadas cuatro millones seiscientos mil personas (entre peruanos y extranjeros). De ese total, apenas el 22% es cotizante frecuente, vigente. El 78% se afilió o lo inscribieron en la ONP y aportaron un mes, quizás un año, tal vez más, pero a la fecha, más de 3 millones no aportan, no siguieron la secuencia y frecuencia de la construcción de su historia previsional.
En las AFP esta gravísima situación se repite. Con cerca de nueve millones de afiliados, alrededor del 30% son cotizantes frecuentes, vigentes. El 70% en cambio, como en la ONP, aportaron un mes, quizás un año, tal vez más, pero a la fecha, no siguen tampoco la secuencia y frecuencia de la construcción de su historia previsional. Y lo mismo está sucediendo en la Caja Militar Policial, con porcentajes significativos y por lo tanto, no van a tener pensión de jubilación y en paralelo, han perdido junto a sus familias la cobertura de sobrevivencia, otro asunto clave que nadie ha tomado en consideración en esta “reforma”.
¿Cobertura de sobrevivencia? Sí, de eso no hablan tampoco: pensiones de viudez, orfandad, ascendencia (para los padres, asi sean jubilados pensionistas), invalidez parcial, total, temporal, permanente. ¿Informan la ONP, las AFP, la SBS, el Ministerio de Trabajo, la Defensoría del Pueblo, los medios de comunicacion que buscan dinero para sobrevivir, qué es cobertura de sobrevivencia, cómo se financia, cuánto paga a cada beneficiario? No, no lo hacen porque allí está un gran negocio, en no informar y en que los trabajadores “desconozan” sus derechos y beneficios.
La ONP, las AFP, la Caja Militar Policial nos deben -es su obligación- dar los mismos beneficios, pero pagan cantidades distintas, con abismales diferencias, ¿Porqué se discriminan Derechos Humanos fundamentales?
Se tiene, se debe explicar que los sistemas de pensiones tienen dos ejes: la jubilación y la cobertura de sobrevivencia. Por eso, si un trabajador deja de cotizar cuatro a seis meses seguidos, pierde el derecho a la cobertura de sobrevivencia y eso, nadie te lo anuncia, no te previenen (siendo un sistema de previsión). Cito un caso interesante para que comprendan. Si quedo inválido de mis extremidades inferiores y mi remuneración es de cinco mil soles al mes y estoy afiliado a una AFP y estoy al día en mis cotizaciones, tendré derecho a una pension vitalicia de invalidez por el 70% de mi salario, sin importar qué cantidad de dinero tengo en mi Fondo.
Para la jubilación importa el Fondo, la acumulación del ahorro a lo largo del tiempo, pero para la pensión de sobrevivencia, importa el promedio salarial. ¿Eso lo ha uniformizado esta reforma? No, ni saben de lo que les menciono en este momento, a ese extremo llega esta “reforma” de inspiración perversa y fallida.
Esta “reforma” –opinamos- es una idea compulsiva de afiliaciones masivas de trabajadores, en la que se obliga a los independientes a hacerlo, sin haber estudiado previamente el Mercado Laboral y las múltiples opciones de ofrecer formalización activa, adecuación, incorporación y seguridad en las decisiones que se van a tomar para garantizarse este doble amparo presente y futuro (cobertura de sobrevivencia y jubilación). Y por encima de todo, no se respeta la Libertad de elección y la Libertad de decisión. Y más aún, no se defienden Derechos Humanos fundamentales, porque el desamparo en la cobertura de sobrevivencia parece ser el gran negocio detrás de la ausencia de información, educación y acompañamiento previsional.
Ampliemos algo más. Se dice ahora que habrá pensión mínima en las AFP y para todos, pensión universal. Eso no es verdad. Las leyes no producen pensiones, los impuestos no construyen jubilación digna, segura, estable y permanente (cuatro condiciones que son inseparables). Eso de que las AFP ofrecerán pensión mínima es un invento propagandístico nada más, que exige 20 años de aportes para ofrecer a cambio S/ 600 o si aportas menos años, menos dinero. Entonces, ¿Qué es pensión mínima en una jubilación, si te están entregando menos dinero que una remuneración mínima vital? ¿Qué pensión le corresponderá a una viuda por ejemplo? ¿El 50% de la pensión de jubilación del afiliado? Eso no es una solución y en esta reforma, se ahonda la crisis de las familias, no proponen soluciones porque impera el populismo, la demagogia y el mercantilismo, una extraña simbiosis que explotará porque es puro cuento y maquillaje, ningún sustento técnico y financiero.
Pensión Universal no es sinónimo de pobreza total, para maquillar la extrema pobreza. Pensión Universal no es equivalente a que todos reciban una limosna luego de 20, 30 40 años de trabajo y pago directo o indirecto de impuestos (así digan que van a devolver algo de tus impuestos, tal vez, sin saber cómo se procesará eso).
Muchos otros temas vamos a ir explicándolos, porque ni el gobierno, ni el Congreso, ni los que siempre opinan a cambio de un incentivo en los medios de comunicación, ha propuesto una sola alternativa de mejora o cambio en los sistemas de pensiones, en plural, para favorecer a los trabajadores y sus potenciales beneficiarios.
Si se hace una reforma es a todo, pero con sustento técncio y financiero, con proyecciones, con garantías de seguridad y sostenbilidad en el tiempo, sin demagogia, sin populismo, sin mercantilistas decidiendo sobre nuestras Libertades, derechos y beneficios.
Finalmente: ¿Cuánto costará implementar esta Ley? ¿Alguien lo sabe? Nuestro cálculo actual supera los tres mil millones de soles inicialmente, sin sumar los perjuicios. ¿Quién pagará ese costo y el efecto de esa pésima Ley?