El ser humano se equivoca cuando piensa que puede discernir solo para llegar a tener una claridad y poder tomar una decisión correcta o un camino adecuado.
Muchas veces les decimos a las personas “piénsalo bien” en vez de decirles “convérsalo con Dios” cuando se trata de una decisión importante para la vida.
Cabezas calientes y desacertadas
Nuestros pensamientos suelen estar “cargados” con consideraciones que hemos hecho, y que el subconsciente guarda sin haber tenido un discernimiento adecuado, para que luego podamos tomar una decisión correcta. Aunque seamos muy realistas y muy minuciosos en querer conseguir con lo correcto, no tendremos nunca una claridad racional completa. Nuestra inteligencia suele tener bastantes limitaciones, aunque se nos pueda considerar brillantes en algunos aspectos.
Cómo tomar las decisiones más importantes de la vida
Las decisiones más importantes de la vida son las de la fe, y no las tomamos porque hicimos un razonamiento correcto. Las tomamos porque aceptamos la voluntad de Dios.
Si miramos nuestra interioridad racionalmente para hacer un juicio sobre nosotros mismos conseguimos hacer una introspección psicológica, que es como mirarnos en un espejo, para poder ver solo lo que el espejo nos permite cuando lo tenemos delante.
En cambio cuando hacemos examen de conciencia, que solo se puede hacer en presencia de Dios y contando con las luces que Dios nos alcanza, entonces hay mucho más que un espejo y que tomografías y resonancias de última generación. Vemos muchísimo más.
Para ver el camino a seguir de acuerdo a la vocación recibida
Cuando se trata de averiguar el camino que Dios quiere para nosotros en la tierra, el discernimiento sin Dios se queda en un carrusel que nos lleva a un laberinto sin salida.
Cuando conversamos con Dios, todo es distinto, el Señor nos alcanza unas luces increíbles y discierne con nosotros, haciéndonos ver el camino que Él quiere y que nosotros debemos querer.
Dios, que nos quiere más que nadie, interviene en el entendimiento y en la voluntad. Es entonces cuando aparece una claridad que es propia de la fe y es fundamental para decidir.
El discernimiento que nos hace Dios es vital para crecer en las virtudes necesarias y es un acierto para los temas a tratar en el acompañamiento espiritual con el Buen Pastor, que nos ayuda a corregir y a ordenar la propia vida.
Nuestra vida será luminosa porque “Dios prende la luz” para ponerla en el candelero y lograr que todos den gloria a Dios. Nada solos, todo con Dios y acertaremos.
Para tener en cuenta:
“El Señor conoce, sin duda alguna, todos los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón; en cuanto a nosotros, sólo podemos discernirlos en la medida en que el Señor nos lo concede” (Balduino de Cantorbery).
“El espíritu que está dentro del hombre no conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus pensamientos, voluntarios o no, no siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los ojos de su mente, tiene la vista interior demasiado nublada para poder discernir con precisión” (Balduino de Cantorbery).
“Hay caminos que parecen derechos, pero van a parar a la muerte”