La Iglesia Católica peruana camina hacia rumbos muy extraños o se encuentra en medio de la paradoja de buscar un innecesario protagonismo político, en vez de levantar la mirada hacia las prioridades que Su Santidad Francisco sigue con tanto empeño tratando de hacer comprender – vanamente-, en algunos sacerdotes por cierto.
La Conferencia Episcopal Peruana ha aparecido hoy día, trastocada en su mensaje al país, adelantando un apocalipsis que alejado de la prudencia, la unidad y el encuentro, busca dividir absurdamente al pueblo católico.
Y es que la Conferencia Episcopal Peruana ha tomado partido contra una persona que representa a muchas otras políticamente y, asumiendo expresiones de condena anticipada, como jugando a la búsqueda populista de un respaldo innecesario, ha señalado algo así como la necesidad de obstruir el asilo de alguien que se considera con ese derecho.
Si el Cardenal alterno no le tiene aprecio al señor Alan García, pues que lo diga si desea, pero no a nombre de la Iglesia. Y si le tiene mucha consideración al señor Alejandro Toledo entre otros, pues que lo diga si desea también, pero no en representación de la Iglesia.
La Iglesia Católica no es propiedad de unos sacerdotes que predican hacia un lado o hacia otro sus simpatías políticas y hasta partidarias.
Consejo… lean el Evangelio, aprenderán que «se debe leer con el alma abierta, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas».
¿Por qué? «Porque el Evangelio es un anuncio. Debe ser acogido como se recibe algo totalmente nuevo. Si se recibe en cierta manera como esterilizada, o como un manifiesto ideológico, el Evangelio no te puede entrar dentro».