Existe un país donde la fantasía y el terror se juntan y se separan cada día para nutrir lo inimaginable en la escena política, generando desconcierto, falsedades, irrealidades, ensueños y catástrofes que luego del impacto apenas percibido, siguen fluyendo como una cosa natural, de costumbre e indiferencia, donde el grito dura poco tiempo, unos días, y donde la reflexión, bueno, la reflexión no existe.
“En este país definido como una indefinición, el contraste es algo común pero pasajero en el también, indefinido debate nacional. Y es que nada provoca algo hacia lo bueno, lo mejor, lo trascendente, lo que construye. Y en cambio, todo se hace y se deshace como una práctica necesaria. Hablamos de un país que no lo es, de una sociedad que no respira, un territorio de nadie y a la vez, de todos, pero sin compromiso”, nos lo repite constantemente Ricardo Escudero en “Desborde del Estado y crisis popular”, una especie de discurso y ensayo que sacude el alma y exige a la conciencia que estamos perdiendo los peruanos.
Por eso, hoy que les escribo desde Arequipa, acompañada de diez colegas que hemos venido de distintas Regiones, viendo eso que se llama CADE, intrascendente para los obreros, para los estudiantes, agricultores y campesinos, obreros e informales de las calles y plazas, absolutamente intrascendente para las amas de casa, para los miles de jóvenes que van a sus escuelas técnicas y universidades, para el policía que les da resguardo a los cientos de burócratas que asisten pagados con nuestros impuestos a un evento privado que más parece estatal, creo que la fantasía sigue creciendo y la realidad, es el terror que demuestra lo innecesario de hacer una CADE sin ponerle condimento, sazón, entusiasmo, alegría y un compartir hacia todos.
En CADE no está presente lo que el Perú busca, sino lo que al país le ocurre: que los que están allí, siempre cuentan la misma historia de “análisis y recetas” que no tienen ni la menor idea de cómo implementarlas y desarrollarlas. Y no soy agorera ni criticona, al contrario, creo como estamos convencidos en Minuto Digital que estos tiempos exigen una CADE fuerte, reclamona, activa, que marque la Agenda Nacional, porque no podemos seguir siendo un país que se define en lo indefinido, en idas y vueltas y en retroceder sobre los pasos que hemos logrado asentar en el duro camino de la historia.
No somos un país para seguir reflexiones, sino para realizar acciones, para tomar decisiones y aceptar exigencias individuales y colectivas, unidas, incluyentes, valientes. Eso es.
Y quiero comentar que en esta CADE no he visto a ni uno de los casi cuarenta que se dicen “presidentes” para el 2026. ¿Saben por qué no están aquí? Porque los actuales candidatos o que dicen serlo no son nada, no representan a nadie, carecen de ideas y propuestas, se juegan unos miles de soles apostando a ellos mismos en una carrera de apetitos políticos criminales. ¿No me creen?