Todo lo que hace el gobierno del Perú, es un guion del teatro del absurdo, cuyos espectadores están en silencio, no aplauden, tampoco se mueven de sus lugares. Son cómplices de una obra mal hecha, con pésimos actores, con una dirección malintencionada y con una taquilla increíblemente desbordante. Sucede porque ocurre, porque en el Perú está institucionalizada la estupidez, se acepta el abuso, se reconoce el sometimiento y se quiere seguir así, aunque en nuestros pequeños círculos sociales digamos lo contrario.
Los medios de incomunicación son el conducto regular para asegurar el imperio de la estupidez, para garantizar que la imbecilidad sea una doctrina común.
¿No es muy fuerte lo que dices Ricardo? ¿Cómo así se puede creer que vivimos en el mundo de la estupidez y que nos convertimos en autómatas imbéciles? Es muy simple, demuéstrame lo contrario, piensa, siquiera un segundo, piensa. ¿Sabes responder? O seguirás en silencio, en el estúpido silencio, en la actitud apasionante de la imbecilidad sin una sola palabra de protesta.
Yo te digo que estás en eso, metido hasta el cuello, diciendo que vas salir a flote, pero tu mismo te empujas hacia el fondo. ¿No es así? Demuéstrame lo contrario.
El gobierno manipula perfectamente, se victimiza con palabras tontas, con imágenes más tontas todavía. Nadie señala que todo es una tontería, sino que van a la argumentación intelectual que pretende demostrar los errores del gobierno. Eso es un error, porque la estupidez no necesita demostrarse con argumentos, es evidente.
El gobierno es un sindicato donde manipulan sus dirigentes todo lo actuado, son expertos en patear el tablero, de eso han vivido siempre, nunca concilian salvo billete bajo la mesa y billete de cierre de pliego. A eso nos enfrentamos, no a políticos sinvergüenzas, sino a eternos dirigentes sindicales, a dirigentes delincuenciales.