Cuando un proyecto de ley es inimaginablemente bien redactado, está muy bien elaborado y cuenta con sustento que le de valor en el tiempo y respaldo en su implementación, salen los extremistas de las izquierdas del odio a atacar a sus autores con una violencia y una agresividad verbal (es decir, insultos y ofensas) propia de la desesperación que los sigue hundiendo en ser rechazados por los ciudadanos y sus familias, ya que el rechazo a las izquierdas del odio es un fenómeno extendido, que va desde los niños y jóvenes, desde las universidades y centros laborales, a los sindicatos y gremios que por fin parecen estar despertando del letargo y miedo “estratégico” que existía -en ellos-, a enfrentar con la verdad, el odio e ignorancia comunista (y progre caviar, que es lo mismo que ser comunista, sólo que menos fanáticos).
Que el Congreso es lo que merece, lo sabemos, no se puede negar y hay que tenerlo muy claro, pero que en el Congreso se puede corroborar que sobreviven unos cinco o seis parlamentarios que trabajan, que se esfuerzan en corresponder los votos de sus electores y no, los votos de los comunistas, progres, caviares, extremistas y radicales, es una realidad inobjetable. Por eso, hay que apoyar iniciativas que debemos hacerlas populares, porque le hacen bien al Perú y a los peruanos en su conjunto.
Nuestros impuestos, son un esfuerzo increíble de entrega para que den resultados, son dineros que deben destinarse en acciones concretas, tangibles, medibles. Un mal uso de los impuestos es, por ejemplo, estar financiando a grupos de privilegiados que se vuelven unos mantenidos, siendo a la vez unos convenidos: los progres y los caviares, esos que creen que por escribir alabando una palabra en quechua, ya son intelectuales y “lo que ellos hacen”, que no es cultura ni ayuda en nada y a nadie, tiene que recibir subvenciones millonarias. O por ejemplo, pagarles por irse de viaje a Nicaragua a un festival folklorico, pagarles “por viajar a un encuentro” de escritores comunistas en La Habana, o pagarles por hacer giras comerciales presentando libros que nadie lee, que no aportan en nada, que son páginas que no se registran ni reconocen como aporte o algo de cultura. Y si no se les paga, gritan “discriminación”.
Por eso, está muy bien que la Congresista Adriana Tudela haya elaborado un proyecto de Ley que todos los peruanos apoyamos, los peruanos que trabajamos, los peruanos que estudiamos, los peruanos que somos gentes de entrega y sacrificio. Y si ese futura Ley no le gusta a los vagos, ociosos, sinverguenzas y eternos conchudos de las izquierdas del odio, que hagan su pataleta en su fracaso, otro más para ellos, pero que se callen y no molesten más.
Los impuestos son para invertir en peruanos de verdad, no en máscaras de hipocresías.