Cada persona es responsable de su propia vida y de las decisiones que tome, sin embargo, es necesario advertir que muchos se encuentran hoy bastante desorientados, con el riesgo de perderse en un futuro sin rumbo que los lleve al descalabro.
La tierra no es ni será nunca un paraíso a pesar de los bellísimos paisajes que tiene. Son los seres humanos los que la manchan con las malas conductas que ocasionan terribles conflictos.
Contemplamos hoy un carrusel de pretensiones egocéntricas adornadas con promesas y juramentos que engañan a imberbes, a ingenuos y la población de una sociedad relativista donde se llama bien a la oportunidad y mal a no tenerla. Hay una preocupación excesiva en tener resultados y un olvido a la atención y a la formación de las personas.
Los afanes y apetencias de la individualidad originan conflictos en los hogares que luego se extienden a la sociedad con peleas callejeras, delincuencia, corrupción de las instituciones y hasta guerras mundiales.
Los egoísmos individuales, que no se lograron combatir con la educación, crean mentalidades ambiciosas de poder, que piensan que están es su derecho y defienden con “las uñas” unos planes de control para amarrar sus pretendidas ganancias y no soltarlas.
Surgen mafias bien estructuradas con una organización corrupta que compra conciencias con ofertas sustanciosas para lograr grandes espacios de poder con una complicidad que pueda durar el mayor tiempo posible.
Muchos, que no pueden conseguir salir adelante con la valía de las propias virtudes y méritos personales encuentran modos de “destacar” entrando a una mafia donde se puede “triunfar” con el engaño y la complicidad. Los hay de todas las clases sociales, ricos y pobres, de derechas o de izquierdas.
El modus operandi para avanzar es sembrar la rivalidad y el odio: “divide y triunfarás” “miente que algo queda”. Después de conseguir el botín, con una escenografía de “legalidad” viene la repartija.
Los que se unen y se cubren para salir airosos suelen tener trayectorias discutibles y dudosas. No son amistades del amor humano sino de la complicidad, “amistades políticas” para defender lo que es “políticamente correcto y no la verdad. Esas falsas amistades se fundamentan en los negociados que surgen del dinero mal habido.
En estas mafias donde hay elementos de todos los pelajes hay también discusiones y traiciones porque la ambición del poder dispara las iras y las venganzas.
Esta podredumbre humana cae como un aluvión de piedras y lodo encima de los pueblos y las ciudades destruyéndolo todo. Ya no cuentan los títulos académicos, las leyes establecidas, los logros de una sociedad organizada para lograr el bien común de todos.
Cuando los seres humanos se corrompen, todo está corrompido. Las leyes y los reglamentos son un “saludo a la bandera”, algo para tener en cuenta en los discursos, algo que se suele decir dentro del palabreo, puro floro y nada más. Las grandes mentiras son sustentadas como verdad por los “grandes especialistas” corruptos, que elaboran una teoría creíble con retazos de “verdades” fuera de contexto.
Si las autoridades y funcionarios crean una mafia, donde se apoyan unos a otros, estamos hablando entonces de poderes podridos, que dan asco.
La conciencia siempre nos enseña y nos reclama para hacer el bien y evitar el mal; para hablar claramente cuando tenemos que advertir algo y no callar. Decía San Josemaría Escrivá: “el infierno está lleno de bocas cerradas”. Nunca se debe tener miedo de decir la verdad, porque ese es el camino para la libertad.
La libertad es un derecho fundamental para el desarrollo y el progreso del ser humano. Es además la condición indispensable para que los seres humanos se unan para conseguir la ansiada paz. (P. Manuel Tamayo).
Para tener en cuenta…
“Como mafia nos referimos a las organizaciones criminales que se dedican al crimen organizado o aquellos grupos que defienden intereses económicos sobrepasando lo establecido por la ley” (Diccionario).
“La noción de contubernio, que tiene su fuente etimológica en el latín (contubernĭum), se utiliza para nombrar a un acuerdo o una asociación que resulta censurable o indigna. El término puede aplicarse sobre pactos ilícitos, conspiraciones u otros entendimientos que merecen repudio” (Diccionario).
La delincuencia es la acción de delinquir de quien comete delito (quebrantamiento de la ley). La delincuencia está vinculada a personas que violan las leyes y al conjunto de los delitos, (Diccionario).
“Corrupción es la acción y el efecto de corromper, el proceso de quebrar deliberadamente el orden, tanto ética como funcionalmente, para beneficio personal. Además de que el corrupto comete una acción ilegal, también presiona u obliga a otros a cometer tales actos, (Diccionario).