Los consumidores de hoy se han acostumbrado a comprar ropa barata que usan y desechan mucho más rápido que en el pasado. Esto se llama “moda rápida”, es un fenómeno reciente y también una catástrofe ambiental y económica.
Para los minoristas, presenta desafíos únicos que afortunadamente pueden abordarse si se cuenta con la tecnología adecuada. Entonces, los minoristas pueden estar seguros de que están cumpliendo con sus iniciativas ESG mientras hacen crecer sus negocios.
La historia de la moda rápida
Hasta mediados del siglo XX, las marcas de moda creaban ropa para las cuatro estaciones, anticipando los próximos estilos que pensaban que comprarían los consumidores. En la década de 1960, la industria de la moda comenzó a acelerar la producción y a reducir los costos de confección de ropa. La tendencia se aceleró a partir de principios de la década de 2000 y, en la actualidad, las marcas de moda rápida crean ropa para 52 microtemporadas al año; Básicamente, sacan una nueva colección cada semana.
Las tiendas están repletas de ropa y las marcas de moda responden a los cambios con extrema rapidez. Eso significa que la calidad se resiente. Las empresas y los consumidores están desperdiciando cantidades de ropa sin precedentes. Está cobrando un precio tremendo al medio ambiente. La moda rápida no es sostenible, ni para la industria de la moda, ni para el consumidor, ni para el planeta.
El impacto de la moda rápida
Las alarmantes estadísticas sobre la moda rápida te dirán todo lo que necesitas saber.
Desde 2000, la producción de ropa se ha duplicado de 100 a 200 mil millones de unidades al año, y el número promedio de veces que un consumidor usa una prenda ha caído un 36%.
La industria de la moda genera el 10% de todas las emisiones de carbono del mundo, lo que supone más emisiones que todo el transporte marítimo y los vuelos internacionales combinados. La moda rápida también contamina el océano con microplásticos, que provienen de textiles sintéticos y nunca se biodegradan.
En términos económicos, cada año se pierden más de 500 mil millones de dólares porque la ropa no se recicla ni se usa. Tanto los consumidores como los minoristas desperdician ropa; estos últimos la botan o queman los trozos no utilizados.
Sin embargo, la industria de la moda y los minoristas no están impotentes. Al abordar la crisis de la moda rápida y cambiar los hábitos, no sólo pueden contribuir a la sostenibilidad del planeta, sino también reducir el desperdicio, impulsar el crecimiento y aumentar los márgenes de ganancias simultáneamente.
Abordar la moda rápida con tecnología
La tecnología puede proporcionar las soluciones que necesitamos para afrontar los problemas de la moda rápida. Es fundamental aprovechar los informes en tiempo real para tomar decisiones comerciales más inteligentes.
Los minoristas pueden utilizar un algoritmo para identificar piezas de moda de lento movimiento en una tienda y enviarlas a otra donde se venden a una velocidad media o rápida. Entonces, evitarán tener que vender productos con descuento o liquidarlos por completo. También reducirán los costos de producción ya que el inventario ya existe.
La optimización de la IA puede ofrecer a la industria de la moda la oportunidad de hacer predicciones a corto plazo para determinar qué estilos se volverán populares en el futuro cercano. Luego, pueden concentrarse en producir esos estilos y entregarlos a las tiendas a tiempo para optimizar las ventas.
El software de optimización de inventario es otra pieza crucial del rompecabezas. Monitorea la demanda real de cada SKU en cada ubicación donde se coloca la mercancía, y luego reacciona en tiempo real para garantizar el objetivo de inventario óptimo en todo momento. También realizará los ajustes necesarios para aprovechar oportunidades como la gestión de la producción, la liquidación anticipada y la extensión del ciclo de vida.
Prácticas responsables y su resultado final
El beneficio de utilizar tecnología innovadora en el sector minorista es claro: los minoristas pueden hacer su parte para frenar las tendencias negativas de la moda rápida y, al mismo tiempo, reducir el desperdicio, aumentar sus resultados y cumplir con los objetivos ESG.
La solución es clara. Es beneficioso para todos y fundamental para el futuro de nuestro planeta.
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