“Put your money where your mouth is.” Es expresión desde el inglés que significa: compromiso y consistencia, asumiendo los riesgos que aquello conlleva.
Inicio este artículo, con las palabras del Secretario de Estado Marco Rubio, quien el día de su juramentación ha indicado que el Departamento de Estado, institución que contiene la burocracia diplomática-política de los Estados Unidos, tendrá que aportar en tal magnitud, que la ubique realmente en el centro del poder y las relaciones con el exterior. Sus palabras textuales fueron: “debe entregar mejores ideas, las mejores opciones disponibles para el presidente; y que, se ejecuten más rápido, y más eficazmente, que cualquier otra agencia del gobierno” recobrando de esta manera, relevancia.
Y sino. ¿Que? Entiendo que simplemente serán pasados por la maquinaria de DOGE o la de los cambios por necesidad del servicio, dado nuevos tiempos. Por otro lado, el presidente Trump con orden ejecutiva [1] emitida el mismo de su asunción, puso en pausa por 90 días toda la asistencia exterior para el desarrollo con el propósito de evaluar su eficiencia y coherencia con la política que determina el presidente.
¿Qué significa esto? Que todos los jefes de departamento y agencias con responsabilidad sobre los programas a nivel mundial no deben, perdón, no van a poder girar recursos hasta disponer de la correspondiente autorización de la oficina de Administración y Presupuesto, OMB por sus siglas en inglés, quien hará cumplir la orden mediante su autoridad en la asignación de fondos.
¿Cuánto impacta? Las relaciones internacionales en todo el continente la materializan las cancillerías. En el caso de los Estados Unidos, desde la Subsecretaria de Estado para asuntos del hemisferio occidental del Departamento de Estado, involucrando a 2.700 personas. Distribuidas en 29 Embajadas, 23 Consulados Generales y 14 oficinas nacionales, siendo responsable de un presupuesto operativo de 560 millones de dólares y un presupuesto de asistencia exterior de 2.100 millones de dólares.
¿De qué magnitud es la revisión en “memoria de la gente”? El programa más conocido e importante de los Estados Unidos en la región fue Alianza para el Progreso, que lanzó el presidente Kennedy en los sesenta. El monto actual de la asistencia exterior anual significa de ese programa se renueva cada 7 años 2], y no sólo es por cinco años, como cuando se lanzó.
Ahora si vayamos a lo nuestro. En artículo de agosto del año pasado, que titulamos “OEA enfrenta uno de sus mayores retos”, dimos cuenta de lo acontecido respecto de Venezuela, evidenciando que es claro que la institución requiere: nuevo liderazgo y rumbo, para no seguir acumulando videos con retórica y derrotas. Ello se desprende de: la historia reciente en palabras de excancilleres y de expresidentes como Luis Pastrana, quien expresó: “Estamos atravesando un momento importante para saber si la OEA sirve o no” [3].
Pero, además. si la OEA no estuviera en Washington, ¿dónde estaría? Estoy seguro que esa pregunta no la quieren ni pensar los decanos de la política y la diplomacia del continente. ¿Porqué? ¿Será porque no tendrían como justificar, por ejemplo, gastos de reclutamiento y transferencias, terminaciones y repatriaciones, o viajes al país de origen? Puede ser. Pero, también por los costos fijos que involucra. No olvidemos que la moda “pro tempore” ayuda a distribuir los costos en el tiempo.
Contribuciones a los Fondos de la OEA
Solo con el propósito de dar algunas referencias en números, menciono: punto 1) el núcleo administrativo de gestión de la OEA con recursos del Fondo Regular representa 53.5% de los 99.7 millones de dólares [4] de su presupuesto 2025. Punto 2) del total de recursos de la OEA [5] anualmente Estados Unidos aporta entre 50 y 65% dependiendo de cómo paguen sus aportaciones los otros estados; y punto 3) la orden ejecutiva, detiene aproximadamente 35 millones de dólares. Por lo menos los correspondientes al Fondo Especifico donde solo el propio Secretario de Estado Marco Rubio tiene autoridad para eximir la pausa.
¿Pero cómo va a ser posible eso? dirán opositores. Simple. Nadie va a asumir nada en contrario. Menos poniendo en riesgo su propia estabilidad laboral. Por lo tanto, los próximos noventa días, hasta las dudas estarán detenidas de desembolso. ¿Lo que corresponde a donaciones? Posiblemente lo mismo, incluyendo doble check de países observadores, porque no querrán entorpecer.
Es evidente también, que funcionarios de la OEA van a recibir el pedido de la representación permanente de los Estados Unidos para sustentar que los recursos que aportan están haciendo más seguro, más fuerte, y más próspero a ellos, incluyendo a los otros estados miembros, por supuesto. Pero ello, ustedes saben, que solo ocurre cuando destierra despilfarro, inepcia, entreguismo y clientelismo de los presupuestos y se trabaja por el bien del ciudadano.
Evidentemente que la imagen de la OEA esta mermada. No voy a hacer yo responsable del recuento. Por lo tanto, se necesita liderazgo que inspire resultados y legitimidad. Al respecto hay dos, públicamente confirmados en carrera por la secretaría general. El canciller Rubén Ramírez del Paraguay y el canciller Albert Ramdin de Surinam. Sin descartar otros en el proceso de sondear sus opciones.
Del primer candidato los que busquen en el internet podrán encontrar sus fotos acompañando al presidente Trump en Mar-a-Lago y sus entrevistas recientes. Del segundo están disponibles sus 216 discursos en los archivos de la OEA producto de diez años como secretario general adjunto acompañando la gestión de José Miguel Ingunza entre 2005 y 20215. Así como también la consideración de llamarlo el candidato de China y de Maduro, por el apoyo recibido de los países del CARICOM [6].
Ambos candidatos y otros, cuyas candidaturas se consoliden en los próximos días [7] presentarán sus propuestas en sesión especial de la Comisión Permanente prevista durante el mes de febrero, dado que la elección tiene como fecha programada el 10 de marzo. Pero independientemente de nombres. ¿qué necesita el liderazgo en la OEA?
De la historia recogemos, que los recursos y activos que hoy dispone la institución corresponden a decisiones de diez secretarios generales [8], que fueron elegidos para liderarla. Además, el nacimiento del “sistema” interamericano, fue establecido en 1948, como un cuerpo nato de políticos y diplomáticos. Ubicado en Washington por la necesidad de coordinación permanente referida a los propósitos de “afianzar la paz y la seguridad del continente, prevenir posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de controversias”.
Por ello, ningún miembro del cuerpo diplomático de su país, cualquiera que este sea, se sobresalta si escucha, que el servicio diplomático de los Estados Unidos pondrá los intereses de su país primero; y ejecutará, las decisiones de política exterior que ordene su presidente. Al contrario, porque es ese el sentido correcto en diplomacia. Así fluyen o avanzan las iniciativas, apoyadas entre países producto de intereses compartidos.
Sociedad comercial y coordinación permanente, no es alianza. Alianza como un matrimonio, implica renovación de votos, no dejando caer a aquellos a quienes se valora. Por ello, los políticos y diplomáticos que laboran en las cancillerías saben que, tener tratado de libre comercio, acuerdo de doble tributación e incentivo a la inversión por “nearshoring”. No es ser aliado.
Es evidente que la nueva administración del presidente Trump, está realizando cambios en las relaciones internacionales y los temas que involucra. Está alineando el dinero dónde están sus palabras. Por ello los que prevean cambios en las Naciones Unidas, como la salida de la OMS, pero no en la OEA considero se equivocan. Además, sería perder coherencia y relevancia que indica el secretario Marco Rubio está pidiendo al personal del departamento de estado.
Los diplomáticos y sus cancillerías que se “opongan” evidentemente van a tachar a los Estados Unidos de aislacionista. Incluso de retomar practicas Imperialistas. Pero todos sabemos que, a los estados, “les vale madre”, porque son independientes. Solo importan las consecuencias que vivan los ciudadanos de cada uno de sus países. Además, en el siglo XXI no importa, porque, así como los ciudadanos odian las redes sociales por los algoritmos. Les molesta más los “diplomáticos” con privilegios y sin resultados.
Lo que he aprendido en este tiempo de observar representantes plenipotenciarios, es que hacen lo que creen mejor para sus estados, sin que les impone nada. Por ello, los diplomáticos que indiquen que la “administración Rubio” es así o asá, que genera incógnitas y con respuestas no necesariamente buenas, es que se han unido al club de los comentaristas, dejando de ser políticos y diplomáticos. Expresiones como: “Que está errado. Que esta contrario al derecho internacional. Que las raíces alemanas de Trump. Que es su desconocimiento” solo hacen que sean dejados de lado, incluso por sus propios gobiernos.
Afirmo esto, porque está claro que cancillerías, como “Itamaraty”, por ejemplo, no van a calificar, incluso no lo han hecho. No mueven un musculo que signifique alteración de las relaciones. Lo mismo que la Moncloa no ha calificado que la incluyan dentro de los BRICS. Cada uno actuará conforme la situación y de acuerdo con el calendario de cómo se van presentando. Ni adelantaran el paso ni lo retrasaran.
Termino taurinamente con dos ayudados por alto. El primero. En toda centro américa se observarán rápidamente cambios políticos sustantivos, en especial en países que son corredor de la migración, porque los derechos humanos no tienen privilegios de ningún tipo, no son inclusivos, de género o ecológicos. El segundo. Las acciones de principio se hacen con el esfuerzo propio no con dinero de otro y en la OEA todos tendrán que informar lo que hacen con el dinero de sus contribuyentes, porque si lo hace el grande lo deben hacer todos.
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