A todos nos han enseñado, desde la infancia, que en la vida hay dos caminos: el del bien y el del mal.
El camino del bien es el del amor a la vida, a la familia, al trabajo honrado, al servicio generoso a los demás; es el camino de las obras buenas y de la comprensión y perdón al prójimo, es el camino que nos enseña Jesucristo con su ejemplo a través de la Iglesia.
El camino del mal es el de la mala conducta, la ira, la violencia, el odio, la mentira, el fraude, las manipulaciones, la difamación, la calumnia, el egoísmo, la coacción, la esclavitud, la maldad. Es el que está impulsado y fomentado por las insidias de demonio.
El camino para los jóvenes
Los jóvenes son como ese burrito del evangelio que está en la entrada de dos caminos (del bien y del mal), todavía nadie lo ha montado, es muy joven. Jesús envía a unos discípulos para que se lo lleven tiene necesidad de ese burrito joven para entrar triunfante en Jerusalén.
Este pasaje marca el itinerario ideal para un joven. El burrito está en su casa con su dueño. Los discípulos le dicen al dueño que se lo llevarán porque Dios tenía necesidad de él y los dueños aceptan. Es entonces cuando Jesús puede utilizar ese burrito para entrar triunfante.
Los jóvenes están es su casa cuidados por sus padres, Dios envía a unas personas buenas (familiares, maestros, los buenos amigos), para que estos jóvenes hagan algo bueno que es un servicio (llevar a Dios en sus vidas) y puedan recorrer los mejores caminos.
Los jóvenes necesitan ser conducidos. Lo bueno que tienen es que han sido creados por Dios; pero no conocen nada y deben desarrollar, con la formación que reciben, conocimientos y virtudes. Necesitan también del buen ejemplo de los mayores, de esos discípulos que el Señor les envía para que les enseñen el camino correcto.
Perversos que utilizan y engañan a los jóvenes
Es penoso cuando se politiza a los jóvenes engañándolos para que se sientan los adalides de una gran causa. Esta tragedia la vemos en muchos países del mundo.
Políticos, coludidos con un poder mediático, pueden crear escenarios atractivos para jalar a los jóvenes diciéndoles que ellos son la solución para que las cosas caminen bien. Les prometen, mintiéndoles descaradamente, un paraíso. Luego todo queda igual o peor, cuando se ha tejido todo con mentiras y calumnias.
Hitler, hablaba muy bien de los jóvenes alemanes y los utilizó para su causa. Los jóvenes sentían que estaban aportando mucho para la grandeza de su país y fue todo mentira y corrupción.
Ocurre igual con mucha gente joven que ha sido motivada para la lucha de clases donde incluso algunos son levados para que formen parte de movimientos terroristas. Los vemos en todo el mundo y da muchísima pena.
Observamos con pavor cómo se denigra al ser humano utilizándolo, con promesas de un futuro mejor, para causas políticas sesgadas, que solo buscan el beneficio de unos pocos y de una manera injusta y maliciosa.
“Son muchos los que entran por la puerta que lleva a la perdición” dice el evangelio de San Lucas y lo estamos contemplando hoy. Han optado por el mal camino y muchos ambientes de la sociedad se han transformado en estructuras de pecado, así lo decía San Juan Pablo II. Gente que corrompe a la gente y al más joven es más fácil corromperlo (alcoholismo, drogadicción, violencia, delincuencia, terrorismo, trata de personas, corrupción, crimen).
Rescatar a los jóvenes para las causas nobles
Hay que decirle a los jóvenes, con las palabras de Jesús: “el Señor tiene necesidad de ti”. Todo joven necesita ser educado con la verdad para que aprenda amar a la vida, a la familia y al prójimo en general.
Hay un descuido generalizado en la educación de los jóvenes: familias que no funcionan, una deficiente educación escolar. Los índices de rendimiento escolar, en ciencias y en comprensión de lectura del país son los más bajos de la región.
No se puede decir que en el Perú hay un nivel de cultura aceptable. Los jóvenes no están en óptimas condiciones con respecto al nivel de formación que deberían tener. El principal problema del país es la educación.
Es responsabilidad de las familias y del Estado mejorar los sistemas educativos y darle prioridad a la formación de los jóvenes. En Papa Francisco dijo en Trujillo: “los jóvenes caminan rápido, pero son los viejos los que conocen el camino”
Si no orientamos a los jóvenes para que tomen el camino correcto, irán por el mal camino, que es el que estamos lamentando ahora.
Los mayores, tienen la culpa, si utilizan a los jóvenes para sus ideales partidarios mintiéndoles descaradamente y haciéndoles creer que ellos están en una causa noble. (P. Manuel Tamayo).