Las grandes crisis mundiales han tenido su origen en la falta de disciplina y en el mal uso de la libertad.
Si se cree que la libertad es la independencia, el rechazo de la norma, el hacer lo que venga en gana, sin obedecer a nada ni a nadie, se está en un craso error y si no se corrige a tiempo las consecuencias podrían ser devastadoras.
Si se cree que la disciplina es el control estricto, la severidad, el cumplir a “raja tabla” con todos los protocolos o procedimientos, se está también en un error que puede tener consecuencias deplorables.
En situaciones de pandemia
Vayamos a los hechos que tienen relación con la pandemia que estamos viviendo a nivel mundial.
Empeoran las cosas por el mal manejo de la libertad y la falta de disciplina de gobernantes y gobernados.
Las protestas de los extremos por ambos lados están en un nivel de exageración, con situaciones inaceptables que claman al Cielo. Peor si hay peleas, descalificaciones, dimes y diretes, habituales, en las conductas de las personas.
Los extremistas son los que no quieren ninguna norma y los que quieren controlarlo todo (hay, desde luego, en esos extremos connotaciones políticas y “negociados” de los que se aprovechan de la urgencia y el sufrimiento de la gente para llenar sus bolsillos).
Tener la disciplina necesaria para hacer bien las cosas
Si las cosas no están bien llevadas crece la delincuencia y el “desmadre” de los que no pueden aguantar. En situaciones límites la autoridad no debe faltar. La voz de un líder que haga bien las cosas es indispensable.
El que hace, o los que hacen, bien las cosas, deben ser personas que sepan lo que es la libertad y lo que es la disciplina.
El que ama la libertad y tiene disciplina es consciente de los siguiente:
- Sabría que los seres humanos son educables y establecería los modos eficaces para educar a la gente. (Los seres humanos no se deben manejar como un ganado, no son animales).
- Combatiría la informalidad y la burocracia, que son dos enfermedades graves que atentan contra la libertad y la disciplina.
- La libertad se consigue con la educación y la disciplina, cuando funciona bien el hogar. En casa se aprende a tener buena conducta, y a saber distinguir el bien del mal, (debería tener prioridad la educación familiar).
- El colegio ayuda a la familia para la educación de los hijos y forma con una disciplina que garantiza un ambiente de estudio y compañerismo. El papel del Estado es subsidiario.
- La libertad en la sociedad se alcanza con una disciplina social, para que todo funcione bien sin trabas burocráticas y con la autoridad de las fuerzas armadas y la policía nacional.
- En la educación se aprende a respetar y querer la autoridad de los padres, de los maestros y de las autoridades.
Si lo mencionado en los 6 puntos funciona bien, se puede manejar perfectamente una pandemia. El respeto a la libertad es también disciplina y autoridad. Es entonces donde cada persona:
- Cuidará personalmente y con responsabilidad las normas sanitarias (uso de la mascarilla, lavado de manos y distancia social).
- Todos evitarán las aglomeraciones, que son fuentes de contagio (cualquier aglomeración, incluidas las marchas).Las autoridades estudiarán los sistemas para evitar las aglomeraciones (horarios más extensos, por ejemplo).
- Si hay unos días de confinamiento, es porque en esos días se aplicarán millones de pruebas moleculares, así se determinarán las fuentes de contagio.
- Se haría una campaña de educación cívica, con letreros y una enseñanza clara y unificada para que todos conozcan la realidad y lo que tendría que hacer cada uno.
El problema del país es la educación. Debería de estar en el primer lugar. Urge mejorar la calidad de la educación que se note en la disciplina y en el manejo de la libertad de cada uno. (P. Manuel Tamayo)