Se puede secuestrar la inteligencia de una sola persona o de toda una población. Ocurre cuando hay una o más personas, con voluntad de poder y dominio, que buscan sacar un beneficio propio que sea estable y seguro.
Con ese objetivo se usa a personas para conseguir el poder y dominio de otras personas, que sueñan ser en propietarias, para tener autoridad y dominio total, en un trabajo, en una institución, o en una población entera.
Estamos en una época de utilitarismo, que es una suerte de esclavitud con un arraigo significativo en el siglo XXI. El que es usado muchas veces no se da cuenta y piensa que está defendiendo sus derechos. “Nadie sabe para quien trabaja”
Corrientes mundiales de conquista
Existen corrientes mundiales, con un afán grande de dominio, que buscan fundamentalmente el poder. La pretensión de ser los dueños del mundo sigue teniendo vigencia. En el pasado fueron los grandes imperios, luego las grandes potencias. Todos con un afán de conquista buscando imponer sus criterios, estilos de vida y ser ellos los dueños de todo.
Los fanatismos de las sectas y de grupos que defienden causas partidarias, reclamando derechos que no poseen por sentirse marginados por la hegemonía de los regímenes tradicionales en el liderazgo mundial, han causado revoluciones y guerras. En algunos países lograron entrar con guerras cruentas que causaron odios y divisiones, y en otros lo hicieron a través de sistemas “democráticos” que permitieron una participación, que luego acabó en invasión y ocupación de los principales puestos de liderazgo. “Crea cuervos y te sacarán los ojos”
El universo sigue empantanado entre guerras de tendencias ideológicas donde unos acusan a otros de corrupción y delincuencia. Se siembran los odios entre los seres humanos para que se destruya y nunca llegue la ansiada paz, que siempre se reclama; ahora parece que queda mucho más lejos y que es imposible lograrla.
¿Quién ha secuestrado la inteligencia humana?
La respuesta es sencilla para los que tienen fe y creen en la revelación de la Palabra de Dios, y muy complicada y difícil para los que miran las cosas sin una dimensión divina y sobrenatural.
El mal se ha apoderado y ha secuestrado muchas inteligencias. El mal no es algo estático, es totalmente dinámico, lo que se pudre contagia. Es como el virus que avanza causando estragos: heridos y muertos. El mal es el pecado que es tan antiguo como el hombre primitivo. Es por eso que Cristo viene para librarnos de ese mal que es el pecado.
Cuando la inteligencia se daña el corazón se desvía. Cuando se siembra odio engañando, el hombre se vuelve vil y sanguinario. “El hombre es el lobo del hombre” decía Thomas Hobbes. Jesucristo nos dice claramente: “Sin mí nada puedes hacer”
El ser humano que no recibe a Jesucristo ya tiene secuestrada su inteligencia por su propio yo, que la encadena con innumerables esclavitudes y la complicidad con los que presumen que la solución de los problemas humanos está en manos de los hombres y de los sistemas que éstos construyen.