Las circunstancias actuales ayudan a poner el reflector en las nuevas generaciones y nos hacen ver cómo reaccionan frente a los acontecimientos que han aparecido de una forma intempestiva produciendo cambios inesperados y sorpresivos.
Si los adultos estamos asombrados de la coyuntura actual por el modo y la velocidad con la que vienen situaciones que no se han visto en el pasado, al ver a los jóvenes, notamos en ellos una parsimonia preocupante. Ellos encuentran una suerte de “felicidad artificial” cerrando los ojos a la realidad.
Diversiones que ciegan
Muchos jóvenes piensan que han venido al mundo a divertirse y buscan situaciones de diversión a como de lugar. Parece que las situaciones graves por la que pasan muchas personas y el país en general no van con ellos. Es cuestión de otros.
Los más acuciosos consiguen observar en el presente los logros de estructuras sólidas ganadas a pulso por sus padres y abuelos, como la familia y situaciones económicas solventes. La mayoría piensa que todas esas conquistas son estables y no pueden perderse nunca. Tienen una “tranquilidad” irresponsable que no les durará mucho.
Las consecuencias de la inexperiencia
No tienen la experiencia de los años de guerra o de terrorismo que fueron realmente catastróficos para toda la población y generadores de injusticias y situaciones de miseria que claman al cielo y que existen en la actualidad en los países de regímenes totalitarios donde no hay libertad.
A esto contribuye los problemas psicológicos que padece un gran sector de la población. Las heridas del espíritu causan un descontento de fondo y tal vez un trauma que les lleva a pensar que los culpables de su situación son las generaciones anteriores que lo han hecho muy mal, algunos incluyen a sus mismos familiares pensando que la solución está en la ruptura.
Muchos de los que hablan por la propia herida, gritan indignados, para que venga algo distinto que pueda curarles la herida.
Los otros imberbes que viven “tranquilos” en su burbuja dorada, le dan la razón a los indignados y apuestan también por el cambio.
Estos jóvenes, que desconocen el pasado y la auténtica antropología del ser humano, lanzan la piedra con los ojos cerrados, azuzados por políticos ambiciosos de poder que se presentan como los liberadores de las causas justas y son verdaderos lobos vestidos de oveja.
Da pena verles despistados, engañados y convencidos de una “sabiduría” que no tienen y que defienden con una tozudez, en algunos casos bastante enfermiza, al haber dejado que se cuelen odios y resentimientos reclamando derechos que no les corresponde.
Defender la lucha para ser mejor y edificar y no la que busca destruir para ganar.
Muchos jóvenes de hoy están presentes para protestar contra los sistemas establecidos y están ausentes cuando se trata de defender las estructuras buenas que hacen posible vivir en paz con el respeto a las personas y a las instituciones que se crearon para cuidar y defender los valores que respetan la libertad de las personas.
¿Dónde están los jóvenes que defienden la vida? ¿Dónde están los que defienden la paz y las familias? ¿Dónde están los jóvenes voluntarios que ayudan a los más necesitados? ¿Dónde están los que aman realmente a su país y no lo destruyen? Parece que no están y son la mayoría, solo hace falta que se manifiesten por amor a la Patria.