Hay muchas situaciones en la vida que exigen, incluso por ley, el ocultamiento de la verdad. Todas estas situaciones están dentro del marco de una conducta moral recta y honrada.
En teoría está previsto que a todos los seres humanos se nos eduque con la verdad, pero todo a su debido tiempo. Un niño pequeño no tiene porqué conocer determinados temas de su propia casa que él no podría entender. Con mucho criterio los padres guardarían discreción procurando que el niño se distraiga y juegue, y que no se angustie con temas que todavía no puede entender.
Deontología profesional
Hasta hace pocos años se dictaba en todas las universidades cursos de deontología profesional donde se explicaba, utilizando la casuística, los criterios morales que avalan el ocultamiento de la verdad. Por ejemplo, los médicos no pueden dar a conocer la historia clínica de sus pacientes a cualquier persona, los Magistrados tampoco pueden ventilar o dar declaraciones sobre los expedientes que están estudiando, los periodistas deben respetar la vida íntima de las personas, las entidades financieras guardan el secreto bancario de sus clientes.
Todos los países tienen temas que son secreto de estado y los funcionarios hacen juramento de no revelar a nadie lo que conocen y si lo hacen se les considera traidores y pueden recibir la pena de muerte. En situaciones de guerra el ocultamiento de la verdad es habitual en los asuntos de espionaje y para escapar de la captura del enemigo.
El ocultamiento lícito
La vida diaria tiene mil situaciones donde el ocultamiento de la verdad es habitual por ejemplo en los hogares donde hay violencia no se le dan los datos al agresor, cuando un niño se enferma se le “engaña” para que tome la medicina; no se le dice la verdad cuando a alguien se le quiere dar una grata sorpresa. Si una persona está enferma puede ser conveniente ocultarle ciertos temas que le podrían preocupar demasiado y poner en peligro su salud. A un adulto mayor con demencia senil hay que ocultarle constantemente la verdad para evitar complicaciones.
El ocultamiento ilícito de la verdad (que podría ser delito)
Los temas de ocultamiento de la verdad se deben dar en el marco de la honradez, de la nobleza y del sentido común.
En cambio: un contubernio, una conspiración, un “negociado” ilícito, la decisión de medrar, las coimas, el tráfico de influencias, el ocultamiento de los precios para un acaparamiento, el no informar sobre las consecuencias posibles de una medicina, o sobre la calidad de un producto; el decir medias verdades para ocultar algo, pedir una coima, sobornar, el cohecho, y muchas otras prácticas ilícitas, son inadmisibles y hay que erradicarlas cuanto antes.
El mal y la mentira no pueden permanecer, nada bueno puede salir de allí. El mal se debe quitar por el camino más corto. Si no se hace así lo malo se extiende y corrompe.
Es muy importante formar bien la conciencia para que las personas sean honradas y sinceras. Deben mejorar las personas no los sistemas. Los reglamentos no sirven si las personas no funcionan bien. (P. Manuel Tamayo)