Si uno piensa o cree que el candidato marxista-leninista-maoísta a la presidencia es una buena persona con ideas malas, algo extraño ocurre en las mentes de algunos peruanos, porque alguien que no es un demócrata, y que se une a otros que tampoco son demócratas, y que sólo tiene como objetivo destruir nuestras vidas, nuestras conquistas, nuestras libertades, no es por ningún lado una buena persona.
Entonces, ¿Queremos a un destructor de la democracia, a un dictador en potencia, a un cobarde que vive de odios y se corre de toda posibilidad de diálogo, como presidente del Perú?
Hagamos deslindes, esa palabra que tanto proclaman las izquierdas:
El candidato del comunismo, de la izquierda chavista, la del Foro de Sao Paulo, ¿Es financiado, según muchísimas fuentes de información reservada, por carteles del narcotráfico, minería ilegal, contrabando y operadores de licitaciones irregulares en municipalidades y gobiernos regionales? No tenemos respuestas hasta el momento, ¿Por qué? ¿A qué se debe el silencio de los comunistas?
El “pacto explosivo” entre los caviares de moda (que no alcanzaron ni siquiera superar la valla electoral) y la dupla extremista Castillo – Cerrón que un día se contradice entre sí (Castillo gime, Cerrón grita; Castillo se agacha, Cerrón lo aplasta) ha ocasionado que otros sectores cercanos a ellos, como el partido comunista sendero luminoso, emitan opiniones de común identidad para proponer con insistencia el cambio de Constitución, convocar a una Asamblea Constituyente pero con cuotas establecidas por el gobierno –si ellos lo asumen- y una pequeña parte mediante voto popular, ya que ese es el camino de opresión, sumisión y fin de todo tipo de libertades ciudadanas que buscan para el país. Es decir, una asamblea de 2/3 digitados y favorecidos previamente, y 1/3 contra la pared (la oposición).
Nos enfrentamos a una banda de piratas de la Democracia con un trapo oscuro que lleva la hoz y el martillo como símbolos de su odio, una organización criminal de operadores del comunismo internacional, financiados por carteles de distintas procedencias delictivas, esa es nuestra impresión, esa es nuestra opinión.
Y sin embargo, un tercio del país parece embelesado, hipnotizado por la idiotez, por la locura del discurso de algunos que se juntan a los extremistas, pero por odios, por resentimientos, por ser siempre violencia hecha actitud ante la paz, el progreso y desarrollo.
A esos “artistas que odian”, a esos “académicos que odian”, a esos “periodistas y narradores de noticias que odian”, a esos “intelectuales de café agotado, que también odian”, a esos todos y todas les decimos: ¡No pasarán!
Nuestra Bandera es roja y blanca, nuestros símbolos son de unidad, nuestro camino es de Libertad.