A veces nos sentimos como alejados de la realidad nacional, de “ese mundo” que no nos provoca conocerlo profundamente porque nos puede chocar en el alma, la vida y la razón. Puede ser que el barrio, la zona, el distrito, Lima y sus partes que no se complementan, nos sean lejanas siendo propias. Lo mismo en las regiones, donde cada mini país se siente lejano de ese otro país que se llama Lima, o quizás, la capital de otra región. Deambulamos mientras lo que nos pertenece sea nuestro y nada le afecte, pero ¿y si le afecta a alguien cercano, no nos llama la atención?
Estamos tan divididos como la geografía nos bendijo, pero para los ilustrados de las derrotas es una maldición. Somos contradicciones que no se ven en lo común para unificarse y ser un arma poderosa de progreso, crecimiento y desarrollo. Creemos en lo fácil y a muchos les sienta bien la mediocridad. Por eso nace la envidia contra el que supera la mediocridad y se pone a decir y hacer a la vez, cosas posibles en la escalera del éxito.
Nadie, de los que debe de hacerlo, toma decisiones. Hablo a nivel del Estado, del inmenso aparato burocrático que se mete en nuestras vidas y cierra posibilidades… con un maldito entusiasmo que subvencionamos con los impuestos que dejamos en manos de dilapidadores. Y les pagamos para destruir el país, y lo sabemos y no hacemos nada porque “habría que” participar y eso es sucio, complicado y repudiable.
¿Quién te ha dicho que participar es meterte en política partidaria? Participar es convertirte en un “abre bocas” y no en un aperitivo. Tienes que ser un estimulante de opiniones, comentarios y construcción de respuestas para motivar a la acción, la misma que nace del diálogo coincidente.
En nuestro país tenemos muchas personas valiosas “con ganas de” participar, pero hay muros de contención y contaminación política y mediática que lo impiden. Entonces ¿no hay otro camino? Claro que sí, muchísimos caminos, rumbos, rutas, escenarios y conquistas que te esperan ver, escuchar y decir lo que tienes en mente guardado pero tiene que brotar, como la luz de la Libertad que hoy se apaga cuando el Congreso, el gobierno nacional, los regionales y locales, en su gran mayoría, se convierten en billeteras de la corrupción y del financiamiento de la impunidad.
Primera tarea: tu casa, tu familia, tus hijos. Háblales un poquito y escúchalos un montón.
Segunda tarea: lee, no los medios activistas del odio y el escándalo, sino libros (pero no de autoayuda ni de cómo ganar un millón de dólares en una semana). Culturízate, edúcate más y conversa en el trabajo con gente que necesita ser escuchada para recibir luego una buena voz de motivación que se resume en una sola palabra: “puedes”.
Tercera tarea: escribe a mano, como antes, como siempre. Escríbele a tu novia o a tu esposa lo increíble que fue verla por primera vez y descubrir algo, no sé, tan hermoso que se volvió extraordinario con ella. Y ten en cuenta siempre, darle un abrazo.
Cuarta tarea: evita escuchar al que odia y está envuelto en cáscaras de resentimiento, porque ese equivocado ha escalado a la maldad.
Quinta tarea. proponla tú.
Si organizas tu camino a la participación, no te agobiarán las indecisiones que tanto dañan al Perú y tendrás armas poderosas que nacen del alma, la razón y el corazón, para hacer que los demás, sean partícipes de la gran tarea de darle al país una continuidad de futuro.
Eso quería compartirlo contigo, junto con Félix y León, dos buenos amigos, desde aquí, en lo más alto de Angaraes, Huancavelica.